viernes, 30 de marzo de 2001

JUEVES SANTO: EL SEÑOR DE LA PIEDRA FRÍA

J.J. Rodríguez-Lewis
Publicado en el Programa de Semana Santa de 2001

La iconografía del Señor de la Piedra Fría quizás sea la devoción más arraigada de nuestra Semana Santa. Pese a la singularidad de su aspecto, producto de la imaginería mejicana de mitad del siglo XVI, que en nada puede asimilarse a los Cristos neoclásicos de Estévez (el Nazareno y el Señor del Perdón), al barroco de Hita y Castillo (el Señor de la Caída) o a los más recientes de Abascal (el Señor del Huerto), Falcón San José (el Señor de la Columna) o De León Domínguez (el Calvario) que escenifican la Pasión y Muerte del Mesías por la calles de Santa Cruz de La Palma, nuestro Señor de la Humildad y la Paciencia resulta la advocación mas cautivadora, la imagen pasional que más se ha integrado en nuestro pueblo. Es decir, nuestro apreciado ecce homo, sencillo, menudo, sereno (como lo presentó Pilatos al pueblo, he aquí el hombre), se ha convertido en el estandarte, en la referencia ineludible de la Semana Santa en la capital palmera.

Aún más lejos del yacente Cristo del Clavo de Palma Burgos, nuestra Piedra Fría está mucho más cerca del “hijo muerto”, aún infante como dijera San Bernardino de Siena, del grupo flamenco de La Piedad, del que resulta hasta lógicamente coetáneo. Acaso esta proximidad explique (o se explique) los siglos que convivieron ambas imágenes en la pequeña ermita del Hospital de Dolores (en el lugar donde hoy se encuentra el Teatro Chico Municipal) hasta su aparente separación en 1830 (también del Cristo de la Salud) y la propagación de esta iconografía en Canarias por franciscanos y dominicos.

Pérez Morera habla de “cristianización del tema de Saturno o Cronos”, Martínez de la Peña de alquimia y pensamiento hermético, esto es, la Piedra Fría como Piedra Filosofal. Pero hay más, el Cristo humilde y paciente no necesita de adornos florales, se acompaña de cirios, que representan la luz, el Mesías de Dios. Y así, firme, con el paso acompasado que le proporciona la cofradía de costaleros (o de cargadores u horquilleros) de nuestro padre Jesús en Getsemaní (los hombres-dolor del Señor del Huerto) mientras procesiona por nuestro patrimonio histórico-artístico, este hombre nos propone un trato: sed humildes, sed pacientes, y de vosotros será el Reino de los Cielos.

El Señor de la Piedra Fría preside una procesión que casi sus extremos se tocan. La herencia en forma de asociaciones de fieles (hermandades y cofradías) del acaso venerable sacerdote Juan Pérez Álvarez imponen un larguísimo desfile que se ha dado en llamar “la procesión magna de la parroquia de San Francisco de Asís”. Así, procesiona bajo los compases de la Semana Santa sevillana (la música de Pascual Marquina, Emilio Cebrián, etc.), esto es, el Jesús Preso, Nuestro Padre Jesús, Semana Santa en Sevilla, la Macarena o la Virgen del Valle, o el Cristo de la Sangre, tal vez su pieza musical más próxima, que evoca la fuerte vinculación de esta iconografía con las cofradías de la Sangre (antiguamente se conocía a esta procesión como la “procesión de la sangre.”). Marchas procesionales que se compatibizan y complementan con las de cornetas y tambores. Retumba Santa Cruz de La Palma, pasa el Cristo de la Piedra Fría.

Hasta 1830, por tanto, esta procesión salía de la Ermita del Hospital de los Dolores cuando terminaba el Sermón del Mandato en El Salvador, visitando todos aquellos templos en que estuviera expuesto el Santísimo Sacramento. Es el denominado Monumento, que se viene haciendo en Santa Cruz de La Palma, al menos, desde 1584. Monumento y Jueves Santo. Hermandad del Santísimo y Adoración Nocturna. Y Piedra Fría. Tradiciones como la de visitar al Cristo de la Portería en la antigua entrada del convento dominico, hoy del instituto Alonso Pérez Díaz, la de acompañar a Jesús en su encierro o la interpretación del conocido motete del padre Díaz Dextera Domini.

Jueves Santo en Santa Cruz de La Palma, día grande, pero sólo una procesión en la calle (la más antigua que se realiza de noche). Hasta el Cristo de Hita y Castillo abandonó este día, para dejar sólo a la mansedumbre del ecce homo. Plaza de España, Ayuntamiento y El Salvador, Dextera Domini.
Más, Día del amor fraterno (un mandamiento nuevo), Última Cena, misa del encerramiento, lavado de piés, la eucaristía,... y la Piedra Fría. Imagen que dejó de procesionar con el Cristo de la Salud del Hospital de los Dolores y pasó a hacerlo con su madre, la Dolorosa de Carmona, la barroca Virgen de la Soledad, y esporádicamente con la Dolorosa flamenca del Santuario o la reciente Señora de la Luz de la Pasión; pero siempre con su madre.

Al Cristo, en el que predominan las formas arcaizantes y medievalistas, los indios parecen copiar estampas góticas, se le representa sentado sobre la piedra fría (que sirve de relicario), con la diestra en la mejilla, y se le corona de espinas y se le surca la espalda con torrentes de sangre. Junto a Él, y su madre, las hermandades y cofradías de la parroquia franciscana, con la hermandad titular, fundada en 1956, de riguroso negro, descubierta, y con algunas hermanas portando mantilla y peineta. El resto, costaleros y nazarenos (de la Pasión, del Crucificado, del Señor de la Caída, de la Verónica, del Señor del Huerto, Hosannas, y acaso de Nuestra Señora de Los Dolores) que acompañan la pasión cristiana, haciéndose cristos y dolorosas por un momento. Es el culto público a Jesucristo, la Iglesia en la calle. La Piedra Fría.

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