viernes, 7 de noviembre de 2008

PEDRO PÉREZ DÍAZ (1865-1930), el publicista que con la Ley de Cabildos intentó acallar el pleito insular. Apuntes biográficos

Juan José Rodríguez RodríguezComunicación publicada en las "Actas del Congreso 200 años de la Junta Suprema de Canarias", celebrado en La Laguna (Tenerife), los días 6 y 7 de noviembre de 2008, en Nautis et incolis, Boletín de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, nº extraordinario (2008).

Resumen: Sin perjuicio de otros personajes que también contribuyeron de forma destacada, acaso sea Pedro Pérez Díaz el principal responsable de la Ley de 11 de julio de 1912. La promulgación de esta Ley, más conocida como Ley de Cabildos, fue el intento de más enjundia para solucionar el pleito insular y el problema canario, en general. De su vida personal, profesional y política al margen de este hito se ocupa la presente comunicación, con el fin de fijar algunos datos de su biografía, en ocasiones citados de forma errónea. Su familia y estudios, su carrera en el Consejo de Estado, su paso por el Ateneo de Madrid o por la Academia de Jurisprudencia y Legislación, su importancia como sociólogo y publicista y su frustrante actividad política por su filiación republicana, son algunos de los aspectos que tratamos.
Palabras clave: Pedro Pérez Díaz, cabildos insulares, pleito insular, problema canario, La Palma.
Abstract: Together with other important people who contributed outstandingly, Pedro Pérez Díaz may be considered the main responsible figure for the law passed on the 11th of July, 1912. The passing of this law, also known as the Councils' Law, was the most remarkable attempt to sort out the islands' conflict and the Canarian problem in general. This paper deals with his personal, political and professional life briefly, with the purpose of highlighting some details of his biography mistakenly cited elsewhere. Both his family and academic education, his career in the state council, his influence on the Ateneo in Madrid, on the law academy and legislation, his importance as a sociologist and publicist, together with his not always successful polical activity due to his leftish affiliation, are some of the issues which are dealt with.
Key words: Pedro Pérez Díaz, island council, island conflict, Canarian problem, La Palma

Nacimiento, familia y estudiosNació Pedro Pérez Díaz en el municipio palmero de Villa de Mazo el 29 de junio de 1865[1], dentro de una familia representativa de la nueva burguesía agraria[2] y vivero de notables políticos. Sus padres fueron Alonso Pérez Sánchez, antiguo alcalde del pueblo (1869-1872, 1883-1886 y 1897-1898), teniente de las antiguas Milicias Provinciales y capitán graduado de Infantería, y Luisa Díaz Guerra[3]. Nuestro personaje sería el tercero de sus ocho hijos (Norberto, Carolina, Victoria, María de las Nieves, Luisa, Alonso y Juana), de los cuales los varones fueron también hombres relevantes en sus respectivos quehaceres: Alonso, como político, y Norberto, como presbítero[4].
Realiza sus estudios iniciales en la escuela pública elemental de su pueblo de nacimiento, que tutelaba el maestro José Galván Pérez[5]. Los generales de segunda enseñanza los comienza (1878-1879) en el Colegio privado de Santa Cruz de La Palma, dependiente del Instituto Provincial de Canarias[6], que dirigía Manuel Carballo. Del examen de ingreso se examina el 30 de septiembre de 1878, ante un Jurado presidido por Federico López Abreu[7]. Estudiante notable, con apenas catorce años abandonaría La Palma para estudiar el resto del bachillerato en el Instituto Provincial de Canarias, en La Laguna (Tenerife). Estos estudios los culminará en julio de 1882, cuando los días 13 y 14 aprueba los dos ejercicios previstos para obtener el grado de Bachiller[8].
Con 17 años empezaría Pedro Pérez Díaz sus estudios universitarios en la Universidad Central de Madrid, simultaneando las carreras de Derecho y Filosofía y Letras[9]. La primera asignatura de la que se matriculará será Derecho Romano, el 18 de diciembre de 1882. Esta carrera la finaliza en enero de 1888[10], licenciándose en Derecho Civil y Canónico, y no, curiosamente, en Derecho Administrativo[11]. Como en el Instituto, su rendimiento en la Universidad será destacado, aunque tampoco excepcionalmente brillante, no olvidemos, sin embargo, que estudiaba dos carreras a la vez. Se doctoraría en Derecho Civil y Canónico en apenas año y medio, en junio de 1889, ya con sobresaliente[12]. El discurso de grado de doctor lo leerá el 26 de junio de ese año, versando su tesis, de 260 páginas a mano, sobre Análisis de la concepción del Derecho por Kant y Savigny[13]. En Filosofía y Letras se licenciará poco después: el 31 de mayo de 1890 realizará el ejercicio de grado, en él obtiene la calificación de sobresaliente[14]. El presidente del Tribunal no era otro que su futuro suegro, Nicolás Salmerón, a la sazón catedrático de Metafísica[15].
Pérez Díaz se casaría el 22 de diciembre de 1894 con Catalina Salmerón García[16], hija de Nicolás Salmerón Alonso, tercer Presidente de la Primera República Española, y Catalina García Pérez, en cuya casa madrileña se ofició la ceremonia civil, ante el juez municipal de Distrito del Congreso, José Martínez y Enríquez[17]. Fruto del mismo fue su única descendiente, María Luisa Pérez Salmerón, que, nacida en 1895, moriría con apenas 44 años sin descendencia[18].

El Consejo de Estado, la Academia de Jurisprudencia y el AteneoLa vida del ilustre palmero va a estar ligada profesionalmente durante casi cuarenta años al Consejo de Estado, la alta institución consultiva que fundara Carlos I en 1526, si bien, como la conocemos hoy, nace realmente en 1845 con la denominación de Consejo Real[19]. Su carrera se basaría en el sistema de cuerpos que seguía el modelo francés. La selección, por tanto, se hacía para ingresar en el cuerpo y luego existía una carrera reglada que procuraba cada determinado tiempo el correspondiente ascenso.[20]. El criterio para éstos no era otro que el ordinario de escala cerrada o ascenso por rigurosa antigüedad[21]. Decía Alcalá Zamora, que sería compañero de Pérez Díaz en esta institución, que en esta época era “el Consejo de Estado, y señaladamente su cuerpo de oficiales (…) una escuela de buena administración española.”[22]
Pedro Pérez Díaz ingresará por oposición en el Consejo de Estado en 1891[23], para la cual había presentado su solicitud el 18 de julio de 1890[24]. Era presidente Manuel García-Barzanallana y García de Frías[25]. El Consejo entonces se estructuraba en cuatro Secciones: Estado y Gracia y Justicia; Guerra y Marina[26]; Hacienda y Ultramar, y Gobernación y Fomento. Por Real Orden (R.O.) de 15 de julio de 1891 (16 de julio)[27], le nombran Aspirante a Oficial, con el haber anual de 2.500 pesetas[28]. Poco después, por R.O. de 23 de noviembre de 1891, ya es nombrado Oficial de la clase de terceros con el haber anual de 3.000 pesetas. Siete años más tarde, siendo presidente Manuel Danvila Collado[29], se produce el primer ascenso real de Pérez Díaz en su carrera: por R.O. de 28 de noviembre de 1898 le nombran Oficial cuarto[30], Jefe de Negociado de tercera clase, con el haber anual de 4.000 pesetas[31].
En aquel tiempo, el funcionario se caracterizaba por el espíritu de servicio, se consideraba que ejercía una “misión patriótica” y su condición trascendía a su vida privada, donde la falta de probidad o un comportamiento deshonroso según la moral de la época podía ocasionarle graves consecuencias disciplinarias[32]. Por ello, a Pérez Díaz sus andanzas y correrías republicanas casi le provocan un serio disgusto en su carrera. Participaría en unos sucesos ocurridos en el Casino republicano de la calle del Príncipe la noche del 18 de marzo de 1897, que terminaron con un brutal enfrentamiento entre facciones republicanas, y en los que Pérez Díaz acabó también con lesiones. Por ello, el Consejo de Estado, preocupado por una posible conducta no adecuada a su condición, pidió información sobre su presunta participación al propio Ministro de Gracia y Justicia, en escrito de fecha el 22 de marzo siguiente, interesándose sobre su posible procesamiento. La cuestión, afortunadamente, parece que no fue a más[33].
Su padre moriría el 24 de julio de 1901[34], acaso como resultado de los continuos actos que contra su dignidad e integridad física, y la de su familia, venía siendo objeto, lo que obliga a su hijo a denunciar estos hechos ante el Juzgado Militar el 7 de septiembre[35]. Poco después (1902), su familia se traslada a vivir a Santa Cruz de La Palma. Madre y hermanas se instalarán en la antigua casa del mayorazgo de Fierro, adquirida unos años antes por su padre y hoy desaparecida, situada en la entonces calle de la cuna[36].
En el Consejo de Estado, por R.O. de 7 de julio de 1903 (11 de julio), Pedro Pérez asciende a Oficial tercero, con la categoría de Jefe de Negociado de segunda clase, con un haber anual de 5.000 mil pesetas[37]. Era presidente Ventura García Sancho[38]. Más pronto cesaría en este cargo, por reforma de la planta funcionarial de la institución (en virtud de la Ley de 5 de abril de 1904[39]), y por R.O. de 17 de mayo de 1904 (21 de mayo) se le nombra Oficial letrado de ingreso, con la misma categoría y haber anual[40]. Un nuevo ascenso se produce apenas un año más tarde. Por Real Decreto (R.D.) de 2 de agosto de 1905, nuestro personaje será nombrado Oficial letrado de ascenso, alcanzando la categoría de Jefe de Administración civil de tercera clase, con un sueldo anual de 7.500 pesetas. Era presidente Alejandro Groizard y Gómez de la Serna[41].
Su haber anual pasa a ser de 10.000 pesetas el 1 de septiembre de 1918, de conformidad con la Ley de Bases de los Funcionarios del Estado de 22 de julio de 1918 y de su Reglamento de 7 de septiembre. La citada Ley Maura agrupaba a los funcionarios técnicos en sólo tres categorías: Jefes de Administración, Jefes de Negociado y Oficiales, divididas, a su vez, en tres clases cada una[42], aunque los ascensos seguían siendo por “rigurosa antigüedad”. Así, siendo presidente Rafael Andrade Navarrete[43], Pérez Díaz ascendería a Oficial letrado de término, Jefe de Administración civil de segunda clase, en virtud del R.D. de 13 de octubre de 1919 (1 de agosto), con un haber anual de 11.000 pesetas.
En 1920, por R.D. de 19 de octubre (5 de octubre), el jurista palmero adquiriría el máximo grado de su carrera administrativa, de conformidad con la Ley de 1918, al ser nombrado Oficial letrado Mayor de Sección, con la categoría de Jefe de Administración civil de primera clase y un sueldo de 12.000 pesetas anuales[44]. El presidente del Consejo, aún Rafael Andrade, con fecha 25 de octubre, acordará adscribirlo a la Sección de Hacienda, Fomento, Instrucción Pública y Trabajo[45].
Los años 1924 y 1925 son trágicos para los Pérez Díaz. Su hermana Carolina moriría el 25 de abril y su hermano Norberto el 20 de julio. Ya en 1925, el 17 de mayo, fallecería su madre[46]. Por otro lado, con el Directorio, el Consejo de Estado sufre varias reformas[47], que terminarían por refundirse en la Ley Orgánica del Consejo de Estado, texto refundido aprobado por Real Decreto Ley 1538, de 21 de junio de 1929. Mientras, en 1927, por Decreto, de 1 de febrero (1 de enero), se le nombra Oficial letrado Mayor, con la categoría de Jefe Superior de Administración civil, que finalmente sería el más alto grado de su carrera administrativa, y que recuperaba la extinta categoría presente en los Estatutos funcionariales de Bravo de Murillo y O’Donnell. Su sueldo ascendía a 15.000 pesetas anuales y era presidente Carlos María Cortezo y Prieto[48].
Su vida administrativa la acabará como Consejero permanente interino, para lo que fue nombrado por R.O. de 18 de septiembre de 1929, supliendo las comisiones oficiales que desempeñaban los consejeros permanentes Manuel Durán de Cottes y Pablo Soler y Guardiola, con el objeto de no retrasar el servicio y siguiendo prácticas establecidas, llegando, por tanto, a forma parte del Pleno del Consejo[49]. Además pudo ser nuestro personaje Secretario General (cargo que le correspondía por ser el más antiguo de los letrados Mayores), pero por sus recias convicciones republicanas, renunciaría ya en las postrimerías de su vida, alegando que dicho nombramiento se hacía por “Real” Decreto. Su amigo, Antonio Royo Villanova, catedrático de Derecho Administrativo y luego ministro de Marina con Lerroux, le espetaba, diciéndole: “Es usted demasiado escrupuloso. Azcárate fue nombrado por real decreto consejero de Instrucción Pública y presidente del Instituto de Reformas Sociales. “Eran cargos gratuitos”, contestaba Pérez Díaz, “y este de ahora significa un aumento de sueldo. Además, el secretario general debe acompañar al presidente a ciertos actos oficiales al Palacio Real, y ni quiero acudir a la superchería de fingirme enfermo ni quiero faltar a mi conciencia rindiendo homenaje a la Monarquía.”[50] La influencia de Salmerón es, pues, patente, ya que éste siempre se mostró esquivo a formar parte en los besamanos a realizar a la Reina o al Rey Consorte o a declarar sus doctrinas monárquicas; comportamiento que, incluso, le llevaría a la cárcel cinco meses en 1867 y luego a ser separado de su cátedra.
En fin, en el Consejo de Estado, Pedro Pérez Díaz se labraría un prestigio considerable como jurista íntegro y experto, a pesar de su militancia republicana. El propio Ortega y Gasset lo definiría como “aristócrata de la burocracia” y Antonio Maura le distinguió siempre con su absoluta confianza. Así, con ocasión de la resolución de un expediente que interesaba a destacados políticos, preguntaría Maura que en poder de quién se hallaba, a lo que se le contestaría que en manos de don Pedro Pérez Díaz, y a renglón seguido el prócer conservador manifestaría: “in manibus bonis est” (¡está en buenas manos!)[51].
También sería Pérez Díaz miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, institución muy vinculada desde siempre al Consejo de Estado, autorizada por el rey Carlos III en 1763[52]. No en vano, personajes como Antonio de los Ríos y Rosas, José Posada Herrera, Vicente Romero Girón, Alejandro Groizard y Joaquín Sánchez Toca fueron presidentes de ambas instituciones. Ingresará como Académico numerario (lo que hoy equivaldría a socio colaborador) siendo aún estudiante de la Facultad de Derecho el 12 de diciembre de 1885, siendo inscrito con el número 566[53]. No obstante, estaría activo pocos años, puesto que el 15 de marzo de 1890 causará baja[54]. Rehabilitaría sus derechos académicos el 3 de abril de 1925 y, poco después, el 3 de julio siguiente, sería designado miembro de la Comisión de Fomento. Realmente, Pérez Díaz se convertirá en Académico Profesor (lo que posteriormente sería Académico Correspondiente) el 31 de marzo de 1926[55]. En sus debates, dejaría huella de su talento “con intervenciones cultas y razonadas”[56].
Ejercería asimismo nuestro personaje como catedrático de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, institución de inspiración krausista creada en 1870 por el sacerdote liberal y catedrático Fernando de Castro y Pajares. Se trataba de una iniciativa pionera para la enseñanza de la mujer, antecedente inmediato de la Institución Libre de Enseñanza, que venía a institucionalizar una fórmula de “educación paralela” para la misma[57].
Sería Pérez Díaz miembro especialmente activo del Ateneo de Madrid, donde ingresó como socio en 1891, con el número 5.895. En el curso 1893-1894 aparece como Secretario 1º de la Sección de Ciencias Morales y Políticas, que presidía Raimundo Fernández Villaverde, siendo presidente del Ateneo Gumersindo de Azcárate[58]. Llegará a pertenecer a su Junta de Gobierno, como vocal 2º, bajo la presidencia del también krausista Rafael María de Labra[59], jefe que fuera de la minoría republicana en el Senado[60]. Las elecciones se celebraron el 19 de febrero de 1913 y fueron las más reñidas de cuantas se habían sucedido en aquella institución[61]. Allí pronunciaría muchas de sus conferencias[62], aunque no se considerara un buen orador[63]. Durante los cursos 1893-94 y 1894-95, se discutirá su memoria sobre Derechos y deberes entre trabajadores y capitalistas, en la que se manifestarían las tendencias enfrentadas que existían entre los ateneístas en torno a la cuestión social[64]. Ya en los cursos 1915-16 y 1916-17, presentará su estudio El contrato de trabajo y la cuestión social como tema de discusión en la Sección de Ciencias Morales y Políticas, que presidía su amigo Adolfo Álvarez-Buylla.
El Ateneo era un foro ciertamente elitista, pero no dejaba de ser una suerte de “parlamento paralelo”. Se podían expresar ideas que no se escuchaban en el Congreso de los Diputados y se debatía sobre asuntos que no tenían cabida en sus sesiones[65]. Se trataba, en definitiva, de un organismo “nacido para la discusión”, en palabras de Manuel Azaña[66]. De la ilustre sociedad se desvinculará en época del Directorio militar, precisamente el dictador ordenaría su cierre en 1926, al entender que actuaba al margen de su misión y sirviendo de foco de rebeldía y conspiraciones contra el orden público.
Pese a las lógicas dificultades para trasladarse a su isla natal, Pérez Díaz se desplazaba con frecuencia a La Palma, tanto para descansar y ver a los suyos como para impartir conferencias o departir con sus correligionarios con la idea de no perderle el pálpito a su distrito electoral. Conviene advertir que en la segunda mitad del siglo XIX apenas era habitual un correo a la península cada cuarenta y cinco días, que pasaría a uno cada mes a principios de siglo XX[67]. Entre sus conferencias o intervenciones en distintas veladas, destaca, por ejemplo, la que impartiría a principios de abril de 1904 sobre socialismo, propugnando la hermandad entre capital y trabajo y la ilustración de la clase obrera[68] o la que daría en la Juventud Republicana de Santa Cruz de Tenerife en 1919, en la que exhibió sus amplios conocimientos sobre la política europea y las cuestiones sociales. En esta última, pronosticaría que la monarquía desaparecería cuando hubiera terminado su misión… “cuando lejos de ser un principio de seguridad, fuera un peligro”[69]. Además, de una interesante intervención en el Circo de Marte, en agosto de 1919[70], puede extraerse mucho de los asuntos que preocupaban humana e intelectualmente a Pérez Díaz: el socialismo, la emigración, la pobreza o la situación del proletariado.

Sociólogo krausista, propagador de la doctrina marxista y adalid de los CabildosNuestro personaje fue discípulo de Francisco Giner de los Ríos, catedrático de Filosofía del Derecho y fundador de la Institución Libre de Enseñanza, del que fue seguidor desde sus tiempos de estudiante en la Universidad Central. Su pensamiento estuvo también muy influenciado por otros pensadores de la segunda generación del movimiento krausista en España, asimismo profesores suyos, como Gumersindo de Azcárate, catedrático de Legislación comparada, y, por supuesto, Nicolás Salmerón. El krausismo lo habría introducido en España Julián Sanz del Río y agruparía a la izquierda burguesa liberal. Pérez Díaz formaría parte de una tercera generación de krausistas (tardíos), recogiendo el testigo de otro ilustre hijo de La Palma Valeriano Fernández Ferraz[71]. Téngase en cuenta que el krausismo era una especie de masonería en la que los unos se protegían a los otros, y dónde una vez se entraba, tarde o nunca se salía[72]. Su estilo de vida, por demás, respondía a estos cánones: moral austera, cultivo de la ciencia, especialmente de la ética, el derecho, la sociología y la pedagogía, y práctica de una religiosidad semisecularizada.
Si Pedro Pérez Díaz fue masón es cuestión no aclarada. Está constatada la íntima relación entre masonería y republicanos en la época, en especial en La Palma, no en vano, figuras destacadas de la masonería en la isla serían su hermano Alonso, Juan Pérez Díaz y Luis F. Gómez Wangüemert[73].
La obra de Pérez Díaz destaca, en general, por un reformismo social y por un liberalismo orgánico, que representaba el Instituto de Reformas Sociales fundado por Azcárate[74]. En esta dirección, fue un tenaz difusor de las teorías marxistas, sobre las que reflexionó en más de la mitad de los títulos de su producción científica, “sus mejores obras”, en opinión del dirigente comunista palmero José Miguel Pérez[75]. En 1910 publica El socialismo, fundamentos del sistema marxista: trabajo y valor[76], obra que le consagró como el primero en incorporar a nuestro país las nuevas corrientes europeas, explicando los principios fundamentales del sistema marxista y del método dialéctico[77]. Luego vendrían El problema social y el socialismo. Una solución (1915)[78], con prólogo de Adolfo Álvarez-Buylla, catedrático de Economía Política y Hacienda Pública, que calificaba de “magistrales” alguno de sus capítulos[79]. Y, finalmente, El contrato de trabajo y la cuestión social (1917)[80], prologado y ensalzado por Azcárate, que desarrolla el tema que fue objeto de discusión en la Sección de Ciencias Morales y Políticas del Ateneo madrileño en los cursos 1915-16 y 1916-17, “con algunas ampliaciones”[81], y en el que Pérez Díaz adelanta la posibilidad de un estatuto del trabajador[82].
Por otro lado, en su primer trabajo, Suspensiones de Ayuntamientos. Interpretación del artículo 189 de la Ley Municipal (1905)[83], un opúsculo que reflexiona sobre un asunto de actualidad entonces, con motivo de la ilegal suspensión del Ayuntamiento de Carcabuey (Córdoba), Pérez Díaz apunta ya dos de sus constantes a lo largo de su vida y de su pensamiento: la defensa de la autonomía municipal y la crítica del caciquismo. Pero nuestro personaje pasará a la historia de Canarias por haber sido un destacado autonomista, pensador beligerante de los problemas canarios y sus soluciones y quien “construye perfiles definitivos para el concepto de los Cabildos Insulares”[84]. En La cuestión regional y la autonomía (1908)[85], encontramos gran parte de sus tesis sobre el problema canario[86]. Para ABC, se trata de una “obra de propaganda serena, imparcial, tranquila, razonada, digna de ser leída y meditada por las personas imparciales”[87]. En ella, Pérez Díaz critica el caciquismo, aboga por el respeto a la personalidad natural de municipios y regiones y se muestra como un autonomista moderado, con reparos para conceder la autonomía política a las regiones, ante el riesgo de derivar en una “situación verdaderamente anárquica”[88]. Para Joaquín Costa, se trata de “una monografía fundamental, de lo mejor que se ha escrito, en puntos de política, en los últimos cien años”[89].
En 1910 publicará El problema canario, elaborado para la contestación de La Palma a la información abierta dictada por Real Orden del Ministerio de la Gobernación sobre la organización político-administrativa que debía darse a la provincia de Canarias. El librito sería el único de su producción que se imprimiría en Santa Cruz de La Palma[90]. Estaríamos ante un auténtico “anteproyecto” de la Ley de Cabildos de 1912[91], que resume sus planteamientos sobre la autonomía insular que ya venía esbozando desde 1906[92]. Asunto que dejamos únicamente apuntado por no ser objeto de este trabajo.

El político republicano sin suerteDesde muy temprano, La Palma vislumbrará en Pérez Díaz un potencial prócer que debía representarla en las más altas instituciones del Estado. Así, en Boletín Diario de Avisos, de 27 de julio de 1891, leemos refiriéndose a él: “(…) La ilustración, la inteligencia, la actividad, la constancia que concurren en nuestro buen amigo, y su acendrado amor a los intereses generales de esta isla, le abonan para que fijemos en él nuestras miradas, con el fin de ver si alcanzamos que llegue un día venturoso en que este Distrito sea dignamente representado en Cortes, por quién sepa atender a las imperiosas exigencias del mismo”.
Poco después de su ingreso en el Consejo de Estado, Pérez Díaz ya “flirteaba” con grupos republicanos[93], en el entorno partidario que representaba Nicolás Salmerón, esto es, el Partido Republicano Centralista, Unión Republicana (1893) y Fusión Republicana[94]. Parece obvio que en la ideología de Pérez Díaz debe influir decididamente su suegro y los círculos que frecuenta en Madrid, dado que su propio padre, que fuera alcalde de su pueblo, militaba en el Partido Conservador y, por tanto, distaba mucho de blandir la bandera del republicanismo[95].
En 1903 se incorporará a Unión Republicana, fuerza política que nacía de la fusión de todas las facciones del republicanismo[96] y que presidiría Salmerón (y de la que también participan Azcárate y Costa), tras la asamblea celebrada en el Teatro Lírico de Madrid el 25 de marzo de 1903. En dicha Asamblea, Pérez Díaz representará, junto a Manuel Pérez Cabrera, a sus correligionarios de La Palma.
No obstante, su prestigio profesional y humano no le acompañaría en su periplo en la política local, como candidato casi permanente de los republicanos palmeros a Cortes entre 1903 y 1923. El caciquismo, un partido aún poco implantado en zonas rurales, el control fraudulento de las convocatorias electorales y el pacto liberal-conservador en la persona de Pedro Poggio y Álvarez, le dio siempre poco chance para la victoria. Lo mismo ocurriría, empero, en otros distritos de las islas, adviértase que, entre 1899 y 1923, sólo habría tres diputados estrictamente republicanos[97].
Su primera incursión electoral se produce involuntariamente en 1901, en la que compiten Pedro Poggio y Álvarez, conservador, y Aureliano de Beruete y Moret, liberal y cunero. Por abrumadora mayoría (las elecciones se celebran el 19 de mayo), el ganador sería Poggio, pero inesperadamente aparecen 7 votos para Pérez Díaz[98].
Pedro Pérez se presentará realmente como candidato a diputado en 1903[99], enfrentándose al sempiterno candidato conservador Pedro Poggio en las elecciones que se celebrarían el 26 de abril. Pese a la irrupción de Unión Republicana y el apoyo del incipiente obrerismo[100], el resultado no pudo ser más frustrante: 5.309 votos para Poggio y apenas 85 para Pérez Díaz[101].
No reincidiría Pedro Pérez Díaz en 1905, pese a que volverá a nominarlo la junta municipal de Unión Republicana, porque renunciará[102]. En las elecciones celebradas el 10 de septiembre, triunfaría el liberal Beruete[103], por delante de Poggio, porque “tocaba”. A Nicolás Salmerón se le votaría en última instancia ante la renuncia de su yerno, obteniendo apenas 31 votos. Este, no obstante, recibió 3. Téngase en cuenta que, también, éstas fueron unas elecciones que supusieron un importante avance para Unión Republicana[104].
En 1907, quizás aún desmotivado por aquella decepción o por encontrarse un tanto confuso ante el pacto al que había llegado Salmerón con Solidaritat Catalana (1906)[105], movimiento de opinión y coalición electoral, que aglutinaría a nacionalistas, republicanos y hasta carlistas y que pasaría a presidir[106], tampoco se presentará a las elecciones. En este caso, volvería a ser elegido diputado Poggio y Álvarez, en unos comicios con buenos resultados generales para los republicanos, tras el pacto con los regionalistas catalanes. Hecho, no obstante, que contribuirá a provocar pronto una grave escisión.
El 20 de septiembre de 1908 fallecerá su suegro en Pau (Francia), sin embargo Pérez Díaz se mantiene leal al partido que ahora lidera Rosendo Castells[107]. Mientras, en La Palma los partidos prosistema, el conservador y el liberal dinástico, en su mayor parte, llegarían a un “Pacto”, que debilitaría aún más las débiles fuerzas de los republicanos[108]. En 1910 volvería a ser elegido diputado Pedro Poggio, comicios en los que los republicanos apoyarían al liberal “sevillano” Julián Van Baumberghen. En octubre de ese año, los periódicos El Radical de Tenerife y El Pueblo de La Palma proponen a Pérez Díaz para proveer la vacante como diputado por Tenerife de Sol y Ortega[109], lo que no prosperaría.
En 1911 volverá a participar en la Asamblea de Unión Republicana, celebrada el 11 de febrero en Madrid[110], que no impide la definitiva escisión del republicanismo, que se manifiesta finalmente con dos facciones: una más moderada y otra más exaltada. En 1912, Pérez Díaz pasaría a formar parte del Partido Reformista, la tendencia evolucionista moderada auspiciada por sus amigos Melquíades Álvarez y Azcárate. La facción reformista, al contrario que la revolucionaria de Lerroux, admitía la posibilidad de una democratización de la Monarquía desde dentro, apostaba por la reforma constitucional, defendía la soberanía nacional efectiva y reservaba a la Corona un papel moderador de la vida política.
Pérez Díaz nunca se presentaría como candidato en las elecciones locales. El candidato homónimo que resultará elegido miembro del primer Cabildo de La Palma, por virtud de las elecciones verificadas el 12 de enero de 1913, como el segundo con mayor apoyo popular, se tratará realmente de un caciquillo de Fuencaliente. La verdad es que tal atribución resultaba sospechosa, ya que extrañamente formaba parte de la candidatura “pactista”, mientras que sus amigos y correligionarios, como Rodríguez Méndez o Gómez Wangüemert, integraban la republicana-liberal “sevillana”[111].
Volverá nuestro personaje al ruedo en 1914, ahora con mayores apoyos, ya que tendría también los de los liberales de Van Baumberghen en justa reciprocidad[112]. Pero, como leemos en Diario de La Palma, el 7 de marzo: “No cuenta [Pérez Díaz] con otros recursos que los del aura popular, poco eficaces en materia de elecciones, y con el afecto que por él sienten personas cultas que reconocen sus talentos, y con la ayuda que puedan prestarle los organismos políticos de oposición agotados por un largo ostracismo y víctimas de insensatas persecuciones. Descontado está, pues, que vencerá el señor Poggio [...]”. Las elecciones se celebrarían el 8 de marzo de 1914, y Pérez Díaz obtiene 1.281 votos, por 4.197 de Poggio[113].
Tampoco obtendrá acta de diputado en 1916 por el distrito Los Llanos, que le debía su creación, como también erróneamente se creía hasta hace poco[114]. En las elecciones celebradas el 9 de abril, Pérez Díaz habría obtenido 589 votos, por 2.170 de Poggio en el distrito de la capital, mientras que por el nuevo distrito era elegido el cunero Luis Maraver y Serrano, con 2.136 votos. Sin embargo, sus correligionarios se mostraban satisfechos porque por primera vez los republicanos tenían tantos votos como los dos partidos dinásticos por separado[115]. Volverá a insistir Pérez Díaz en las elecciones celebradas el 19 de diciembre de 1920[116], en la que obtiene 1.281 votos, ante los 1.594 de su antiguo socio, Julián Van-Baumberghen, en el distrito de Santa Cruz de La Palma, venciendo por primera vez en la capital. Los Llanos elegiría nuevamente a Poggio.
En 1923, y por última vez, repite Pérez Díaz como candidato por el distrito de Santa Cruz de La Palma, ahora por el Partido Liberal Dinástico[117] (que incluía elementos republicanos)[118], en las elecciones que se efectuaron el 29 de abril. En esta tesitura, se habían redoblado las ilusiones y reinaba un gran entusiasmo[119]. Pero tampoco tendría suerte nuestro personaje y, por menos de trescientos votos (un triunfo moral –dirían-), sería derrotado otra vez por Julián Van-Baumberghen, que obtiene 1.745 votos por los 1.472 de Pérez Díaz[120]. Finalmente, en 1926, acabaría ingresando en Alianza Republicana[121], el enésimo intento de unificación republicana.
Ahora bien, que no fuera diputado, “no fue obstáculo para que asumiera la representación indirecta de muchos de los suyos en la capital del Estado” ni que pudiera considerarse como un “activo representante extraparlamentario”[122]. Innumerables sueltos que extraemos de la prensa de la época, dan cuenta de sus gestiones y de su preocupación constante por los asuntos de la isla y de Canarias[123].

La hora final: el singular personaje no reconocido en su paísEn Pedro Pérez Díaz, como señalaba Andrés de las Casas, “se aunaban cualidades excelsas, que hacían de él, el tipo perfecto de caballero íntegro y pensador honrado y consecuente”[124]. Royo Villanova lo definiría como “un hombre de verdadero mérito, modesto, culto, serio, de gran entendimiento y de alta alcurnia moral”[125]. Pero a Pérez Díaz nunca lo valoraron suficientemente en su isla. En la hora de su muerte, su buen amigo Luis F. Gómez Wangüemert, escribía: “La Patria, la llamada Patria chica, no supo comprenderlo ni sentirlo. Pedro Pérez se halló siempre con la oposición odiosa del grupo mangoneador, en pugna con sus aspiraciones nobilísimas; y la ingratitud, fiera inmunda, mordió en su corazón, dejándole señales que seguramente intervinieron en su fin”[126].
Fallecería Pedro Pérez Díaz en Madrid el 26 de marzo de 1930, por un ataque de uremia complicado por su avanzada arteriosclerosis[127]. Lo enterrarán ese mismo día por la tarde en el panteón de la familia Salmerón en el cementerio civil de Madrid. Paradójicamente Pérez Díaz iba a morir un año antes de que se proclamara su anhelada II República, en la que probablemente hubiera tenido como político una mayor significación. También de forma paradójica, nuestro personaje evitaría observar como la República menospreciaría a su querida institución. A los repúblicos el Consejo de Estado les suscitaba muchas reservas, por considerarlo con cierto fuste aristocrático[128], y a punto estuvo de desaparecer en 1931, aunque finalmente sólo se suprimió el Pleno[129].
Con la instauración de la II República, el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, a instancia del concejal Martín Pérez, en sesión plenaria de 24 de abril de 1931, acordará dar su nombre a la entonces calle de San Sebastián[130]. Un año más tarde, el 3 de abril de 1932, el Ayuntamiento de Villa de Mazo haría lo propio con su plaza principal. La Dictadura franquista revocaría ambos acuerdos: el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, en sesión celebrada el 30 de septiembre de 1936[131], el de Villa de Mazo el 10 de octubre del mismo año[132]. Por acuerdo plenario de 27 de junio de 1989 se recuperaría su memoria en su municipio natal, Santa Cruz de La Palma continúa sin restituir tamaña injusticia. Mientras Santa Cruz de Tenerife también ha dado su nombre a una de sus calles, una pequeña vía que comunica la de Alejandro Cioranescu con la Rambla General Franco. Es más, en 1912, por acuerdo unánime de los principales Ayuntamientos de la Isla, fue al diputado Pedro Poggio (al que ya le habían dedicado una calle), al que estos distinguirían con el nombramiento de Hijo Predilecto de La Palma, obviando la labor de Pérez Díaz.
Su mujer moriría el 25 de julio de 1943. Tras la muerte de su marido, Catalina Salmerón mantendría su compromiso político en movimientos antifascistas. En 1933, aparece como presidenta honorífica, junto a Dolores Ibarruri, de la recién fundada Agrupación de Mujeres Antifascistas (AMA), asociación auspiciada por el Partido Comunista y el Comité Mundial de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo. Una organización unitaria, con el tiempo la más importante (1936-38), que incluía a mujeres de múltiples ideologías (republicanas, socialistas, católicas, libertarias, comunistas…) y que va a desarrollar durante la II República una notable labor en el proceso de concienciación política y social de la mujer española[133]. Su hija María Luisa, aún fallecería antes, apenas finalizada la contienda civil, el 18 de noviembre de 1939[134].


[1] Certificación de la partida de bautismo. Libro de Bautismos de la Parroquia de San Blas de la Villa de Mazo, folio 368, expedida por su Cura Párroco don José Rodríguez Pérez el 14 de marzo de 1888. El año de su nacimiento se venía recogiendo erróneamente en 1867. Cfr. Millares Cantero, A. “Estudio preliminar, notas y apéndices”, en Pérez Díaz, P. El Problema Canario, Centro de Investigación Económica y Social de la Caja Insular de Ahorros de Gran Canaria (C.I.E.S.): Las Palmas de Gran Canaria, 1977, p. 7; Pérez García, J. Fastos biográficos de La Palma, Servicio de Publicaciones de la Caja General de Ahorros de Canarias: La Laguna, 1985, p. 132; Velázquez Ramos, C. Alonso Pérez Díaz: un liberal para la segunda república, Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias y Ayuntamiento de Mazo: [s.l.i.], 1993, p. 37; Díaz Lorenzo, J.C. “La senda de los hermanos Pérez Díaz”, en Diario de Avisos, nº 41.011, 2 de marzo de 2008; Arencibia de Torres, J. 500 personajes de Canarias, Casinos de Tenerife: Santa Cruz de Tenerife, 2008, p. 168. Hoy, este dato ya lo encontramos corregido en Velázquez Ramos, C. Pedro Pérez Díaz, Parlamento de Canarias y Fundación V.Z.S: Santa Cruz de Tenerife, 2006, p. 11 y en Millares Cantero, A. “Estudio preliminar, notas y apéndices”, en Pérez Díaz, P. El problema canario, Parlamento de Canarias y Colecciones Idea: [s.l.i.], 2006, pp. 12 y 17.[2] Los hermanos Alonso, Blas y José Antonio Pérez Sánchez llegaron a ser de los más ricos propietarios del municipio de Mazo, además de alcaldes; los dos primeros, ítem más, se casarían con sendas hermanas: Luisa y Catalina Díaz Guerra. Una fortuna que tuvo su origen en dos importantes herencias recibidas de sus tíos Alonso y Pedro Sánchez Cordovez, ejemplos de indianos que hicieron fortuna en la isla de Cuba. Su padre ejercería de cacique en su pueblo de nacimiento, patología que cimentó el sistema de la Restauración, adscrita normalmente al Partido Conservador y que Pedro Pérez Díaz se ocupó de combatir durante casi toda su vida. Es más, con el tiempo su padre se habría de convertir en fiel seguidor del diputado Pedro Poggio, principal adversario político de su hijo, tras su muerte. Vid. Velázquez Ramos, C. Historia general de Villa de Mazo, Arafo (Tenerife): Ayuntamiento de Villa de Mazo-Centro de la Cultura Popular Canaria, 1999, pp. 64-72, 240, 264, 383 y 474-476. Citado también por Pérez Hernández, J.E. Las personas de valer. El mundo de la burguesía en La Palma en el siglo XIX, Cabildo Insular de La Palma, [s.l.i.], 2007, pp. 68, 71-72; González Vázquez, S., “Caciquismo, emigración y cambio en La Palma entre 1895 y 1936”, en Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, nº 1, 2005. pp. 221-238. Cfr. “Comunicado” de Blas Pérez Sánchez, en El Noticiero, núm. 67, 17 de agosto de 1873.[3] Velázquez Ramos, C. Alonso Pérez Díaz: un liberal para la segunda república (1876-1941), cit., pp. 27-28.[4] Blas Pérez González, ministro de Gobernación entre 1942 y 1957, y su hermano Esteban, subsecretario del Ministerio de Trabajo, fueron sobrinos-primos suyos, nietos de Blas Pérez Sánchez. Ambas familias habitaban las dos casas más representativas e ilustres de Villa de Mazo: la Roja y la Verde. Vid. Hernández [de Lorenzo Muñoz], M. “La Casa Roja y la Casa Verde”, en El Día, 8 de agosto de 2001, p. 31.[5] Velázquez Ramos, C. Pedro Pérez Díaz, cit., p. 13.[6] Este dato solía generalizarse, señalando que había estudiado en el Instituto Provincial de La Laguna, sin esta precisión. Cfr. Millares Cantero, A. “Estudio preliminar...”, en op. cit., p. 7.[7] Expediente de estudio de D. Pedro Pérez Díaz. Archivo del Instituto de Canarias A. Cabrera Pinto.[8] El Título se expide por el rector de la Universidad de Sevilla el 14 de febrero de 1883. Expediente académico. Universidad Central. Facultad de Derecho. Archivo Histórico Nacional (AHN), Sección Universidades, Legajo 4578, Expediente 13.[9] El joven Pérez Díaz se matricula primeramente en las Facultades de Medicina y Ciencias, que pronto permuta por el mismo número de asignaturas de las Facultades de Derecho y Filosofía y Letras. Expediente Académico (EA), AHN. Sección Universidades. Expediente 4, Legajo 6005.[10] Del grado de Licenciado se examina el 21 de enero de 1888 y obtiene la calificación de aprobado. Le tocaría en suerte el tema 9 relativo al “Párrafo inicial, artículo 12, libro 2º de las Instituciones de Justiniano”. Curiosamente era su segundo intento, el primero fue el 22 de octubre de 1887, cuando la mala suerte le brindó el tema 52 “De la donación”, que no superaría. Ídem.[11] Según el plan de estudios de la época (Real Decreto de 15 de agosto de 1880 y el anterior), la Facultad de Derecho ofrecía dos Licenciaturas: en Derecho Civil y Canónico y en Derecho Administrativo. Un nuevo plan entraría en vigor por Real Decreto de 14 de agosto de 1884. Pedro Pérez Díaz cursaría las asignaturas siguientes: curso 1882-83: Literatura general, Historia Universal 1º Curso, Derecho Romano 1º Curso; curso 1883-84: Literatura griega y latina, Historia Universal 2º Curso, Derecho Romano 2º Curso; curso 1884-85: Derecho Civil español 1º Curso, Derecho Político y Administrativo, Derecho Canónico y Derecho Penal; curso 1885-86: Derecho Mercantil, Derecho Civil español 2º Curso, Derecho Procesal 1º Curso; y 1886-87: Economía Política y Estadística y Derecho Procesal 2º Curso. Ídem.[12] No en 1899. Cfr. Pérez García, S. Fastos biográficos…, cit., p.132.[13] El Doctorado incluía las siguientes asignaturas: Filosofía del Derecho, Derecho internacional público, Historia general del Derecho e Historia eclesiástica, Concilios y Colecciones canónica. EA-AHN. Sección Universidades, cit.[14] En suerte le toca el tema 86: Pirro. Su carácter y sus empresas militares. Pirro fue rey de Epiro, y uno de los militares más conocidos del siglo III a. C. Expediente académico, AHN, Sección Universidades, Legajo 6744, Expediente 3 y 4.[15] En Filosofía y Letras cursaría las asignaturas siguientes: Literatura general e Historia Universal, primer curso (1882-83); Lengua griega, primer curso, Metafísica, primer curso, Historia Universal, segundo curso y Literatura griega y latina (1883-84, aunque Metafísica, primer curso, la aprobaría en el curso 1885-86); Ninguna en el curso 1885-86; Lengua griega, segundo curso, Metafísica, segundo curso (1886-87, aunque Lengua griega, segundo curso, la aprobaría en el curso 1887-88); Literatura española, Historia crítica de España y Lengua árabe (1887-1888, aunque Lengua Árabe, la aprobaría finalmente en el curso 1888-89). Los estudios los completa, para dar validez académica a los estudios hechos libremente, en 1888-89 con Historia de la Filosofía y Estética. Ídem.[16] Registro Civil de Madrid. Sección 2ª, Libro 21-5, p. 189. El error consolidado hasta ahora en este dato (febrero de 1895), probablemente venía provocado por la fecha de cuando dicho acontecimiento fue recogido en la prensa insular. Cfr., El Noticiero, nº 66, de 21 de febrero de 1895, se hacia eco de tal evento en los siguientes términos: “Los numerosos amigos que cuenta en esta población nuestro ilustrado paisano el Dr. D. Pedro Pérez Díaz, han recibido últimamente tarjetas participándoles haber contraído matrimonio en Madrid, con una hija del ilustre repúblico D. Nicolás Salmerón y Alonso”. La denuncia hecha por Pedro Pérez Díaz ante el Juzgado Militar, con fecha 7 de septiembre de 1901, en la que indirectamente señala que el 24 de diciembre de 1894 su familia había recibido un telegrama suyo en el que le daba cuenta de la celebración de su matrimonio (recogida en Velázquez Ramos, C. Pedro Pérez Díaz, cit., p. 15), ya nos ponía sobre aviso. Cfr. Millares Cantero, A. “Estudio preliminar...”, en op. cit., 2006, p. 7 y 32; Velázquez Ramos, C. Alonso Pérez Díaz…, cit., p. 38; Díaz Lorenzo, J.C. “La senda de los hermanos Pérez Díaz”, cit.; Barrios Curbelo, M.B., op. cit. ut infra, p. 944.[17] Actuaron y firmaron como testigos Gumersindo de Azcárate Menéndez y Francisco Giner de los Ríos.[18] María Luis Pérez Salmerón fallece el 18 de noviembre de 1939 como consecuencia de una bronconeumonía. Acta de defunción nº 1475, Sección 3ª, Tomo 63-24, folio 185, del Registro Civil de Chamartín de la Rosa. El matrimonio viviría en el número 16 de la calle de Juan de Mena, a la que se traslada Pérez Díaz desde la calle Lealtad, número 13. Domicilio que compartió con su hermano Alonso cuando este último estudiaba también en Madrid. De estudiante residiría también en la calle Fuencarral 19 y 21. EA-AHN. Sección Universidades, cit.[19] Apenas tiene que ver el actual y el decimonónico Consejo de Estado con el que existió con ese nombre en el Antiguo Régimen. Aquél era un cuerpo político que entendía de los asuntos capitales de todos los Estados que integraban el Imperio, y que presidía el propio monarca. A partir de 1845 el Consejo de Estado, que se crea con el nombre de Consejo Real al amparo de la Ley de 1 de enero de 1845 –pasa a denominarse Consejo de Estado en 1858–, es un órgano administrativo, esencialmente jurídico y que interviene en procedimientos administrativos ordinarios. Vid. Martínez-Cardós Ruiz, J.L. La Presidencia del Consejo de Estado, Gráficas Juma, Madrid, 2002, pp. 17-44.[20] El estatuto de los funcionarios había sido regulado por el Real Decreto de 18 de julio de 1852, que suscribe Bravo Murillo. En él, encontramos las categorías de Aspirantes a Oficial, Oficiales, Jefes de Negociado, Jefes de Administración y Jefes Superiores de Administración. La Ley de 17 de agosto de 1860 regulará una nueva organización del Consejo de Estado y, especialmente, afectó a los oficiales letrados, escalafonándolos en una sola escala. El Estatuto de O´Donnell, aprobado por Real Decreto de 4 de marzo de 1866, reproduce esta estructura funcionarial. Las categorías se subdividían a su vez en clases, a las que se asignaba directamente un sueldo. Una nueva edición del Reglamento se hizo en 1872. La reorganización del Consejo, ya configurado como el precedente inmediato del actual, se va a producir en 1875, ratificándose por Ley de 30 de diciembre de 1876 y por el Reglamento de 20 de noviembre de 1878. Más tarde se dictaría otro Reglamento, de fecha 16 de junio de 1887, sustituido por el de Régimen Interior, de fecha 28 de junio de 1891. Vid. Martínez-Cardós Ruiz, J.L. op. cit., passim.[21] Parada, R. Derecho del Empleo Público, Marcial Pons: Barcelona, p. 42.[22] Alcalá-Zamora, N. Memorias (segundo texto de mis memorias), Madrid, 1977, p. 35, cit. por Martínez-Cardós Ruiz, J.L. op. cit., p. 54.[23] Expediente personal de Pedro Pérez Díaz. Archivo del Consejo de Estado (EPPPDACE). Cfr. Boletín Diario de Avisos del Partido Judicial de Santa Cruz de La Palma, 16 de junio de 1891. Millares Cantero señala que se dedicó inicialmente a la abogacía. En todo caso, poco habría de ser, dado que –como se ha señalado- terminó la carrera de Derecho en enero de 1888 y en mayo de 1890 la de Filosofía y Letras. Mientras tanto se doctoró en la primera de ellas en junio de 1889. En junio de 1890 presenta la solicitud para participar en las oposiciones al Cuerpo de Oficiales Letrados del Consejo de Estado, en el que ingresa ya en julio de 1891. Cfr. Millares Cantero, A. “Estudio preliminar…”, 2006, p. 17.[24] Para ello elaboró la memoria acerca del “Pase y retención de las bulas, breves y rescriptos pontificios” y emitió un informe –como ejercicio- en el expediente 70933 promovido con motivo de la suspensión por providencia del Gobernador de un acuerdo del Ayuntamiento de Santander, referente al nombramiento de guardias municipales. EPPPDACE[25] Vid. Martínez-Cardós Ruiz, J.L. op. cit., pp. 60-61.[26] Esta Sección desaparecería en virtud de Real Decreto de 28 de julio de 1892.[27] Entre paréntesis las fechas de toma de posesión o de efectos de la misma, de ser distinta a la de su nombramiento.[28] Aunque el haber estaba a expensas de acreditar hallarse libre del servicio miliar o la situación en que se encontrare respecto a este extremo. Para ello, Pérez Díaz presentó el 18 de agosto un certificado de la Diputación Provincial de Canarias que acreditaba que su padre había pedido al Ayuntamiento de Mazo, con fecha 3 de marzo último, la inscripción del mismo en las listas del referido municipio a fin de que fuera incluido en el primer alistamiento que se llevara a efecto. El reparo aparece ya solucionado a 8 de octubre de 1891. El 25 de febrero de 1892 pasa a la segunda reserva, por acuerdo de la Comisión Mixta de Reclutamiento. Certificación del Secretario de la Comisión Mixta de Reclutamiento. EPPPDACE.[29] Vid. Martínez-Cardós Ruiz, J.L. op. cit., pp. 73-74.[30] Según la nueva estructura funcionarial del Consejo de Estado, su cargo anterior, Oficial de la clase de terceros, se correspondía con el de Oficial quinto.[31] EPPPDACE.[32] Parada, R. op. cit., p. 43.[33] EPPPDACE. Vid. también Millares Cantero, A. “Estudio preliminar…”, en op. cit., 2006, pp. 19-20.[34] Registro Civil de Villa de Mazo, Sección 3ª, Tomo 15, nº 65. De este deceso da cuenta El Heraldo, nº 100, 25 de julio de 1901 o El Fiscal, nº 52, 30 de julio de 1901.[35] Puede encontrarse una reproducción de la denuncia en Velázquez Ramos, C. Alonso Pérez Díaz..., cit., pp. 215-222. Su padre habría muerto apenas treinta y cuatro días después de haberse producido el último de los atentados: el 21 de junio, una enorme detonación, producida por cohetes y atronadores, estremeció su casa, sobresaltando a sus padres y hermanos. Sucesos como éste habían ocurrido también en 1890 y en 1894. El 29 de octubre de 1890 pusieron un catafalco con velas encendidas y ciertos atributos fúnebres con la intención, en opinión de Pérez Díaz, de escarnecer y vejar tanto ideas religiosas como la respetabilidad y buena fama de su familia, amén de disparar cohetes con el fin de despertar a las gentes de lugar y que pudieran contemplar y regocijarse de la befa. El 25 de diciembre de 1894 dispararon dos tiros sobre el antepecho de la ventana de la habitación dónde sus padres dormían. Vid. El mismo autor, Historia General…, cit., pp. 70-71; Pedro Pérez Díaz, cit., pp. 15-18, 21-22; o Alonso Pérez Díaz..., cit., p. 29 y notas p. 35. Cfr. El Heraldo de La Palma, 13 de agosto de 1901. En octubre de 1901 tanto El Heraldo nº 140, 26 de octubre, como El Fiscal nº 74, 30 de octubre dan cuenta de un ascenso de Pérez Díaz en el Consejo de Estado a Jefe de 2ª clase, que no parece corresponderse con al realidad, que se produce según su expediente personal en julio de 1903, como veremos.[36] Pérez García, J. Santa Cruz de La Palma: recorrido histórico-social a través de su arquitectura, Caja General de Ahorros de Canarias: Santa Cruz de La Palma, 2004, pp. 60-61.[37] Las retribuciones se determinan en función de la categoría personal. De este modo las retribuciones van creciendo con los años de carrera y lo son por un único concepto, el sueldo. Vid. Parada, R. op. cit., pp. 41-43.[38] Vid. Martínez-Cardós Ruiz, J.L, op. cit., pp. 76-77.[39] Esta Ley derogaba la Orgánica de 17 de agosto de 1860 y el Reglamento de 28 de junio de 1891. Definitivamente, la jurisdicción contencioso-administrativa se transfirió a una Sala especial del Tribunal Supremo y el Consejo pasó a ser únicamente el órgano consultivo del Gobierno supremo “en asuntos de Gobernación y Administración”. Las Secciones eran cuatro: Presidencia, Estado, Gracia y Justicia; Hacienda, Instrucción y Agricultura; Gobernación; y Guerra y Marina. Ibídem, pp. 80-81.[40] Compartía esta categoría con Niceto Alcalá Zamora. Ibídem, p. 81.[41] Ibídem,, pp. 65-66. Entre tanto se configura una nueva organización del Consejo de Estado, en virtud del Reglamento de 10 de enero de 1906, que ya regía de forma provisional desde mayo de 1904. En 1910, aún sin cumplir los 33 años, moriría su hermana menor Juana María Candelaria[42] Gaceta de Madrid, núm. 205, 24 de julio de 1919. Vid. Parada, R. op. cit. 46-50.[43] Vid. Martínez-Cardós Ruiz, J.L., op. cit., pp. 96.[44] Según Diario Insular, 20 de noviembre de 1920, su ascenso sería a Jefe Superior de Administración.[45] EPPPDACE.[46] Velázquez Ramos, C. Pedro Pérez Díaz, cit., p. 33.[47] Decreto Ley de 13 de septiembre de 1924; Decreto Ley de 14 de octubre de 1924; Decreto Ley de 29 de mayo de 1926 y Decreto Ley de 30 de diciembre de 1926. Las Secciones eran cuatro: Presidencia, Estado, Gracia y Justicia; Hacienda y Trabajo; Gobernación e Instrucción Pública; y Guerra, Marina y Fomento, que se convierten en seis en 1928: se desdoblan Presidencia y Estado y Gracia y Justicia, y Gobernación y Fomento e Instrucción Pública y Trabajo.[48] EPPPDACE. Cfr. La Lucha, 12 de abril de 1927. Vid. Martínez-Cardós Ruiz, J.L., op. cit., pp. 103-104.[49] EPPPDACE. Cfr. El Tiempo, nº 506, 19 de septiembre de 1929.[50] Vid. Royo Villanova, A. “In memoriam. Pedro Perez Díaz”, en El Tiempo, nº 668, 5 de abril de 1930 y Vidal Torres, J. “Una vida, un gesto y un ejemplo. Don Pedro Pérez Díaz”, en El Tiempo, nº 669, 7 de abril de 1930.[51] De las Casas, A. “La isla de La Palma honra la memoria de Don Pedro Pérez Díaz”, en El Tiempo, nº 718, 7 de junio de 1930.[52] Como Real Académica Práctica de Leyes de estos Reynos y de Derecho Público de Santa Bárbara por Real Cédula de 20 de febrero. Su denominación actual la recibe definitivamente en 1938. En 1838 pasó a denominarse Academia Matritense de Jurisprudencia y Legislación, recuperando el adjetivo de “Real” en 1882.[53] Así, podían serlo los que acreditasen haber aprobado un curso de Derecho civil en la sección de Derecho civil y canónico o los ejercicios del grado de Licenciado en la sección de Derecho administrativo (artículo 4º del Reglamento de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, aprobado por Real Orden, el 16 de abril de 1883). Gaceta de Madrid, nº 117, de 27 de abril de 1883.[54] Curiosamente la baja se produce por falta de pago. Con anterioridad, el 1 de junio de 1888, la Junta de Gobierno le concedió un Diploma por sus trabajos en este curso. Hoja Académica de Don Pedro Pérez Díaz. Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.[55] Ídem.[56] Royo Villanova, A. “In memoriam Pedro Pérez Díaz”, en El Tiempo, nº 668, 5 de abril de 1930.[57] Capel Martínez, R.M. “Mujer y educación en el reinado de Alfonso XIII: Análisis cuantitativo”, en Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, nº 2, 1981, p. 234. Podemos ver una interesante imagen de esta situación en Lafuente, I., La mujer olvidada. Clara Campoamor y su lucha por el voto femenino, 2ª edición, Temas de Hoy: Madrid, 2006, pp. 37-41. Vid. Millares Cantero, A., “Estudio preliminar…”, en op. cit., 2006, pp. 33-34.[58] Viñacorta Baños, F. El Ateneo de Madrid (1885-1912), C.S.I.C. y Centro de Estudios Históricos: Madrid, 1985, p. 267.[59] En aquella directiva estaban, además, el Marqués de Figueroa (vicepresidente 1º), Luis Palomo (vicepresidente 2º), Antonio Royo Villanova (vocal 1º), José María Campello (depositario), Faustino Prieto Pazos (contador), Ramón Pérez de Ayala (bibliotecario), Manuel Azaña y Díaz (secretario 1º), Rafael Sánchez de Ocaña (secretario 2º) y Juan Donoso Cortés (secretario 3º). Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid. Lista de Señores Socios, Madrid: Imp. De la Suc. De M. Minuesa de los Ríos, Marzo de 1914.[60] En general, para su relación con Labra, vid. Velázquez Ramos, C. Pedro Pérez Díaz, cit., pp. 47-51.[61] Diario de La Palma, nº 314, 20 de febrero de 1913.[62] Constan las de 1 y 15 de marzo de 1914 sobre “La libertad social” y “El problema social”, respectivamente, dentro del programa Crisis de las libertades de Industria, Comercio y Trabajo. Boletín de la Biblioteca del Ateneo Científico y Literario, en www.ateneodemadrid.net/biblioteca (consultado el 30 de julio de 2006).[63] “No soy orador –decía–, no tengo la brillantez de palabra que se requiere […]; soy un hombre oscuro, que se ha limitado a trabajar en la soledad de su gabinete…”), incluso en el entorno del Ateneo tenía fama de un poco plomizo, de ahí su mote de Pedro Pérez Plomo. “En honor a Pérez Díaz”, El Pueblo, nº 4, 13 de agosto de 1910, tomado de El Progreso, sobre una intervención de Pérez Díaz en el Hotel Aguere el 3 de agosto, y Millares Cantero, A. “Estudio preliminar…”, en op. cit., 2006, p. 29.[64] Participando colectivistas como Salmerón García o Verdes Montenegro, proteccionistas y representantes de la escuela católica como Fernández de Henestrosa o Isern, y partidarios de las distintas escuelas de la economía liberal, como el Marqués de Figueroa o Bermúdez de Castro. Sesiones 13, 17, 24 y 31-I, 13 y 28-II, 3 y 10-IV, 14, 20 y 22-VI. Intervinieron también Conde y Luque, Fernández Hontoria, Borrell y Tous. Continuó su discusión el curso siguiente (1894-1895), en sesiones de 21-XI, 18-XII-1894 y 8 y 28-V-1895. Participaría, además de Pérez Díaz, el Marqués de Lema. Villacorta Baños, F. op. cit., pp. 178-179, 268 y 271.[65] Vid. Lafuente, I. Clara Campoamor…, op. cit., pp. 74-76 y Viñacorta Baños, F. op. cit. in totum.[66] Memoria leída en el Ateneo de Madrid por el Secretario 1º don Manuel Azaña el día 11 de noviembre de 1913, con motivo de la inauguración del curso académico. Madrid: Imp. Sucesores de M. Minuesa de los Ríos, 1913, pp. 6-7. Cit. por Velázquez Ramos, C. Pedro Pérez Díaz, cit., 46.[67] Dejemos aquí constancia de algunos ejemplos: Boletín Diario de Avisos, 27 de julio de 1891; El Heraldo nº 180, 30 de enero de 1902; El Pueblo, 13 de agosto de 1910; La Prensa, 10 de noviembre de 1910 o El Pueblo nº 18, 19 de noviembre de 1910; Diario Insular, 21 de julio de 1919, o ¡Verdún!, de la misma fecha; Diario Insular, 2 de octubre de 1919, ¡Verdún!, 4 de octubre de 1919; Diario Insular, 20 de noviembre de 1920. De su paso por Tenerife en noviembre de 1910, también informa el periódico La Opinión de Tenerife, 18 de noviembre de 1910, que señalaba que Pérez Díaz, ante la Junta Central de Unión Patriótica, había explicado la situación política en la isla de La Palma sometida, casi en su totalidad, al caciquismo leonino.[68] Millares Cantero, A. “Estudio preliminar...”, en op. cit., p. 7.[69] El Progreso, 3 de octubre de 1919.[70] Diario Insular, 4 de agosto de 1919.[71] De Paz Sánchez señala la posible vinculación de la “generación” fundadora del Colegio Santa Catalina (los hermanos Fernández Ferraz, Rodríguez López, Méndez Cabezola, etc.) con las ideas krausistas, con Giner de los Ríos o con la Institución Libre de Enseñanza. De Paz Sánchez, M. Los “Amigos del País” de La Palma, Ediciones Idea: [s.l.i.], 2006 (1ª edición, 1981), p. 98.[72] Carta que escribe Menéndez Pelayo a su amigo Antonio Rubio el 30 de mayo de 1874, entresacada de la biografía de Nicolás Salmerón, en http://www.filosofia.org/ave/001/a031.htm (consultada el 5 de mayo de 2008).[73] Vid. De Paz Sánchez, M. La Masonería en La Palma, 2ª edición, Cabildo Insular de La Palma y Centro de la Cultura Popular Canaria: Arafo, Tenerife, 1998, passim.[74] Millares Cantero, A. op. cit., p. 8.[75] Pérez y Pérez, J.M. en El Tiempo, nº 670, 8 de abril de 1830.[76] Editado en Madrid por Sucesores de Hernando (512 páginas).[77] Vid. Millares Cantero, A. “Estudio preliminar...”, en op. cit., 2006, pp. 51-52.[78] Editado en Madrid por Renacimiento y dedicado a Gumersindo de Azcárate (180 páginas).[79] Vid. Recensión que también hace Millares Cantero, A. “Estudio preliminar...”, en op. cit., 2006, pp. 53-56.[80] Editado en Madrid por Hijos de Reus, dentro de la colección Biblioteca Sociológica de Autores Españoles y Extranjeros (200 páginas).[81] Vid. Millares Cantero, A., “Estudio preliminar...”, en op. cit., 2006, pp. 57-58.[82] Del que da cuenta El Liberal de Madrid y reproduce ¡Verdún!, nº 13, 3 de noviembre de 1917, que señala que estudia un “problema magno que acaso es planteado científicamente por primera vez en España”.[83] Editado en Madrid por Imprenta de la Revista de Legislación, a cargo de José María Sardá (34 páginas).[84] Valle Benítez, J. Los Cabildos Insulares de Canarias, Goya Artes Gráficas: Santa Cruz de La Palma, 1970, pp. 62.[85] Editado en Madrid por Hijos de J.A. García (179 páginas).[86] Velázquez Ramos, C. op. cit., p. 88.[87] “Editorial”, en ABC, nº 1248, 5 de noviembre de 1908. Reproducido en “Pedro Pérez Díaz. De la gran prensa”, en Germinal, nº 318, 23 de noviembre de 1908. Cfr. “Palmero ilustre. El señor Pérez Díaz”, en Tierra palmera, nº 6, 6 de enero de 1909.[88] Vid. Millares Cantero, A. “Estudio preliminar...”, en op. cit., pp. 17-20.[89] Cfr. Aguilera y Arjona, A. “Autonomía administrativa. Un libro notable y un juicio de Costa”, en Salmerón, Madrid, 1918, pp. 107-119, de Heraldo de Madrid. Reproducido por Germinal, nº 323, 26 de diciembre de 1908 y como Apéndice 2 en Millares Cantero, A. “Estudio preliminar…”, en op. cit., 2006, pp. 249-251.[90] Editado por la Imprenta Gutenberg (53 páginas).[91] Completado con otros trabajos publicados en El Diario de La Palma, entre el 22 y el 30 de mayo de 1912, así como el denominado Manifiesto a los habitantes de la isla de La Palma, suscrito el 11 de diciembre de 1909. En general, para valorar su aportación a la solución cabildicia del problema canario, habrá que remitirse el “Estudio preliminar, notas y apéndices”, reiteradamente citado, de Millares Cantero, A. (preferentemente en su edición revisada y ampliada de 2006) y a Valle Benítez, J., op.cit., aportación que incluyó además su participación activa en todo el proceso de nacimiento de la Ley de 11 de julio de 1912, pese a no ser diputado.[92] Sus primeras tesis sobre la cuestión canaria las publica en El Progreso nº 294-297, 23-27 de agosto de 1906.[93] Velázquez Ramos, C. Alonso Pérez Díaz…, op. cit., p. 129; Ibídem, Pedro Pérez Díaz, cit., p. 65.[94] Millares Cantero, A. “Estudio preliminar…”, cit., 2006, p. 19.[95] Es más, su padre –como ya ha quedado reflejado- no dejaba de ser uno de los más conocidos caciquillos de la isla, que ejercía en su pueblo de Mazo, actitud social que tanto combatió nuestro biografiado. En las elecciones de enero de 1869, las primeras por sufragio universal, su padre, representando a la candidatura monárquica o unionista y alcalde a la sazón (apoyado por su hermano Blas y por el cura-párroco del pueblo, que habría bautizado al propio Pedro Pérez Díaz en 1865, Juan Antonio Carpintero), fue llevado a los tribunales por los representantes de esta candidatura (que con el tiempo abrazarían sus hijos Pedro y Alonso) por detención ilegal y abuso de autoridad sobre uno de los representantes de la candidatura progresista-republicana, el joven presbítero Ezequiel Abreu, profiriendo amenazas al letrado Cristóbal García Carrillo. A.H.P.L.P.: Audiencia, Procesos, Expediente 9.432 (año 1869), folio 4 r. y vto; folios 72 vto.- 73 r., folio 75. Citado por Pérez Hernández, J.E. op. cit., p. 133-135. Pese a todo, Alonso Pérez Sánchez sería absuelto de todos los cargos, so pena de una multa de 40 escudos impuesta por el Juzgado de Primera Instancia de La Palma en marzo de 1870. Cfr. El Progreso de Canarias, nº 88, 4 de marzo de 1869, y La Federación, nº 25, 15 de octubre de 1869. Pérez Hernández, J.E. op. cit., p. 155. Vid. Velázquez Ramos, C. Historia General de Villa de Mazo, cit., pp. 63 y ss.[96] Ruiz Zorrilla, progresista, había muerto en 1895 y Pi y Margall, federalista, en 1901.[97] Millares Cantero, A. “Canarias en la Edad Contemporánea”, en Barceló, M. (editor), Historia de los pueblos de España. Tierras fronterizas (I). Andalucía-Canarias, Argos Vergara: Barcelona, 1984, pp. 361-362.[98]Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma, Legajo 216, Carpeta 3. Cfr. El Fiscal, nº 35, 26 de mayo de 1901 y El Heraldo de La Palma, nº 75, 28 de mayo de 1901. En general sobre estos procesos electorales, puede verse Millares Cantero, A., “Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes de la restauración en La Palma (1876-1923)”, en la Revista de Estudios Generales de Isla de La Palma, Actas del I Congreso, número 2, 2006, Santa Cruz de La Palma, especialmente pp. 301-316.[99] Vid. “Candidatura patriótica del Partido Republicano de esta Isla: D. Pedro Pérez Díaz”, en El Heraldo, nº 40, 14 de abril de 1903 y “¡A VOTAR! Nuestro candidato”, en El Grito del Pueblo (2ª época), nº 102, 18 de abril de 1903 y “Movimiento republicano. Miting en Tazacorte”, nº 108, 11 de mayo de 1903.[100] “¡Obreros a las urnas!”, en La Voz del Obrero, nº 29, 22 de abril de 1903 o “Elecciones. También nosotros”, nº 30, 14 de mayo de 1903.[101] Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma, Legajo 217, Carpeta 1. Cfr. La Solución, nº 66, 14 de mayo de 1903. “Elecciones. También nosotros”, en La Voz del Obrero, nº 30, 14 de mayo de 1903; “Protestamos”, en El Heraldo de La Palma, nº 46, 28 de abril de 1903. Sobre estos comicios podemos encontrar un breve comentario en Macías Martín, F.J., Prensa y política en La Palma durante el siglo XIX, Ediciones de Baile del Sol, [s.l.i.], 2002, pp. 158-172. Vid. Noreña Salto, M.T., “Sociedad y Política”, en Historia de Canarias, Tomo III, Planeta: Madrid, 1981, pp. 74-78.[102] Millares Cantero, A., “Estudio preliminar…”, en op. cit., 2006, p. 24.[103] Vid. Barrios Curbelo, M.B., Diccionario Biográfico de Diputados Canarios, Congreso de los Diputados: Madrid, 2006, pp. 811-812.[104] Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma, Legajo 217, Carpeta 2.[105] Este hecho provoca que algunas de las principales figuras del republicanismo se distancien de la dirección al no estar “dispuestos a seguir a Salmerón en una alianza sin principios”. Son, entre otros, Alejandro Lerroux, Gumersindo Azcárate o Melquíades Álvarez. Pérez Díaz defendería la tesis de su suegro en un artículo titulado “La Solidaridad” que publica el diario madrileño Nueva España, y luego reproduciría Germinal, nº 234, 15 de mayo de 1907. Azcárate aparecerá en 1909 presidiendo la conjunción republicano-socialista, Melquíades Álvarez no aceptará la presidencia del partido porque ya pergeñaba otro y Lerroux fundará en 1908 el Partido Radical.[106] Surge como reacción la Ley de Jurisdicciones de Moret. En julio de 1907 Salmerón presenta su renuncia como jefe de las Minorías republicanas del Parlamento.[107] Millares Cantero, A. “Estudio preliminar…” en op. cit., 2006, p. 23.[108] González Vázquez, S. “Caciquismo, emigración y cambio en La Palma entre 1895 y 1936”, cit., p. 228.[109] “El Diputado”, en El Pueblo, nº 3, 29 de octubre de 1910.[110] El Pueblo, nº 31 y 32, 18 y 25 de febrero de 1911.[111] Diario de La Palma, nº 283-287, 11, 13, 15 y 17 de enero de 1913. Cfr. Millares Cantero, A., “Estudio preliminar…”, en op. cit., p. 44; Velázquez Ramos, C. Alonso Pérez Díaz…, cit., p. 41. Hoy este dato lo encontramos corregido por los dos autores: Millares Cantero, A. “Estudio preliminar...”, op. cit., 2006, p. 12 y 132 y Velázquez Ramos, C. Pedro Pérez Díaz, cit., p. 98.[112] “Candidatura palmera. Para las elecciones de mañana, domingo, es nuestro candidato el Dr. D. Pedro Pérez Díaz”, en La Razón, 7 de marzo de 1914 y “Carta abierta” en el mismo número.[113] Diario de La Palma,9 de marzo de 1914.[114] Cfr. Millares Cantero, A. “Estudio preliminar”, en op. cit., p. 9 y 44; Pérez García, J. op. cit., p. 132; Velázquez Ramos, C. Alonso Pérez Díaz…, cit., p. 41; Díaz Lorenzo, J.C. “La senda de los hermanos Pérez Díaz”, cit; Arencibia de Torres, J., op. cit., p. 168. El editorial titulado “Fallecimiento de un paisano ilustre Don Pedro Pérz Díaz”, de La Tarde, nº 761 (27 de marzo de 1930), reconocía: “Por eso don Pedro Pérez Díaz, espíritu recto y honrado, persona de positivo valer en asuntos políticos, económicos y estadísticos, sociólogo y publicista, relacionado con los principales factores de la política nacional, NO logró representar en Cortes a su isla amada –La Palma-, pues no movió para ello otros resortes que los de su propio valimiento y eso es poco cuando están por medio las influencias y los intereses de los caciques”. En el mismo sentido, El Progreso, nº. 7480, 28 de marzo de 1930: “Su tierra natal, su Palma amada, cuántas veces se intentó que el señor Pérez Díaz fuese diputado por aquella isla, le negó el acta. Nunca fue diputado por su tierra nativa.” También hoy este dato ha sido corregido por Velázquez Ramos, C., Pedro Pérez Díaz, cit., pp, 71-72 y Millares Cantero, A., “Estudio preliminar…”, en op. cit., 2006, pp. 12, 26.[115] Vid. “Satisfechos”, en Oriente, 16 de abril de 1916.[116] Pedro Poggio sería el diputado por Santa Cruz de La Palma también en 1918 (pese a anularse la proclamación, y celebrarse nueva elección) y en 1919 por Los Llanos (en ambos casos por el artículo 29 de la Ley Electoral, que preveía la elección automática cuando el número de candidatos fuera igual al de elegibles en cada Distrito). En 1918, por Los Llanos, y en 1919, por Santa Cruz de La Palma, sería elegido diputado el liberal-demócrata Julián Van Baumberghen, también por el artículo 29 de la Ley Electoral, que había vuelto a pactar con los liberal-conservadores, ante la mala experiencia de éstos con Maraver y Serrano.[117] Al que se había acercado Melquíades Álvarez. Piénsese que Castelar o Canalejas habían evolucionado desde el republicanismo al Partido Liberal.[118] La Lucha, nº 6 y 7,26 y 27 de abril de 1923.[119] El Progreso, 14 de abril de 1923.[120] Por Los Llanos se impondría nuevamente Pedro Poggio. La Lucha, nº 16 (11 de mayo de 1923).[121] Millares Cantero, A. “Estudio preliminar…”, en op. cit., 2006, p. 23.[122] Millares Cantero, A. op. cit., pp. 9-10.[123] “Pérez Díaz y el diputado”, en El Germinal, nº 374, 20 de diciembre de 1909. A modo de ejemplo, véanse El Pueblo1 de octubre de 1910; La Voz de La Palma, 11 de octubre de 1921; El Tiempo nº 10, 19 de enero de 1928, etc.[124] De las Casas, A. op. cit.[125] Royo Villanova, A. op. cit.[126] Gómez Wangüemert, L.F. “En la tumba de Don Pedro Pérez Díaz”, en El Tiempo, nº 712, 31 de mayo de 1930.[127] Acta de defunción nº 543, tomada de la Sección 3ª del Tomo 125-5, folio 78, del Registro Civil de Madrid, señala que fallece a consecuencia de una angina de pecho. El Liberal, Madrid, 1930. Cfr. El Tiempo, nº 668, 5 de abril de 1930. De su fallecimiento se hacen eco multitud de periódicos de las islas, de inmediato lo hace La Prensa, el 28 de marzo de 1930.[128] Canales Aliende, J.M. La Administración de la segunda república, INAP: Madrid, 1986, p. 91.[129] Vid. Martínez-Cardós Ruiz, J.L., op. cit., pp. 105-117.[130] Libro de Actas del Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, certificación expedida por la Sra. Secretaria General Acctal, Dña. Ursina González de Ara Parrilla, con fecha 7 de julio de 2006.[131] Libro de Actas del Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, certificación expedida por la Sra. Secretaria General Acctal, Dña. Ursina González de Ara Parrilla, con fecha 7 de julio de 2006. En esta sesión, realmente, se vino a cumplimentar un oficio del Gobierno Civil, suscrito por su titular, trasladando una comunicación del Comandante Militar de Canarias, que decía: “El resurgir de España sobre sus legendarias bases y valores […], permite pensar que ha llegado el momento de rectificar los nombres y designaciones de calles, plazas, etc., desterrando lejos de nosotros cuantos representan nombres, símbolos de ideas que en totalidad rechazamos los verdaderos patriotas. Espero que entendiéndolo así, V.E., circule a los Ayuntamientos, convenientes instrucciones para la reaparición en las expresadas calles, plazas, de los nombres tradicionales, o bien de aquellos nuevos que respondan al verdadero y hondo sentir del país”.[132] AP, sesión de 10 de octubre de 1936. Archivo Municipal de Villa de Mazo.[133] Vid. González Martínez, C. “Mujeres antifascistas españolas: trayectoria histórica de una organización femenina de lucha”, en Las mujeres y la guerra civil española, Ministerio de Cultura: Madrid, 1991, pp. 54-59, citado también por Ruiz Franco, M.R., “Transformaciones, pervivencias y estados de opinión en la situación jurídica y social de las mujeres en España (1931-1939)”, en Historia y Comunicación Social, nº 5, 2000, p. 237; Ballarín, M. “Mujeres contra la guerra y el fascismo”, en La Calle de Todos, junio, 2006, pp. 16-18. En este contexto, en abril de 1937, a instancia de la comisión de propaganda del grupo local de Madrid de Izquierda Republicana, Catalina Salmerón se dirigía a las mujeres a través de la emisora Unión Radio para hablar de su importante misión en la contienda y en la defensa del régimen republicano, abominando del fascismo y ensalzando la guerra. Política, nº 507, 8 de abril de 1837, citado por Velázquez Ramos, C., Pedro Pérez Díaz, cit., p. 61.[134] Pérez Salmerón aparece, el 20 de septiembre de 1931, presidiendo un homenaje de la II República a su abuelo en el pueblo natal de aquél, Alhama la Seca (Murcia), con motivo del XXIII aniversario de su muerte, en el que se descubría un busto de su hijo más ilustre, y al que asistían Unamuno, Victoria Kent, Carmen de Burgos y algunos ministros, entre otras personalidades.

2 comentarios:

  1. Se trata de un personaje aún muy desconocido en Canarias, cuya aportación a la Ley de Cabildos de 1912 resultó crucial. Interesante su trabajo, ya que arroja nuevos e interesantes datos.

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  2. Te felicito por este trabajo tan bien documentado y realizado de forma tan rigurosa. Es importante que conozcamos el camino andado y por quiénes. Mil abrazos.

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