viernes, 8 de septiembre de 2017

HERALDO DE LA PALMA (1900-1902)

Un vano intento de prensa independiente en el periodismo palmero de entresiglos
J.J. Rodríguez-Lewis*
Real Sociedad Cosmológica 
Actas del II Congreso de Historia del periodismo canario. Editorial Densura, 2017

Resumen:La comunicación analiza una de las pocas cabeceras pretendidamente independientes que alumbraron en el agitado y prolífico periodismo palmero de entresiglos. Fundado el 1 de diciembre de 1900 por Wenceslao Abreu Francisco, Heraldo de La Palma fue un medio que, con seguridad a destiempo, intentó navegar sin pagar canon alguno de vasallaje político ante una clientela potencial muy limitada, tanto por su nivel cultural y por el carácter insular y ultraperiférico del espacio como por la saturación de publicaciones periódicas del lugar, una maraña de cabeceras, la mayoría beligerantes ideológicamente, que apenas dejaba sitio para probaturas informativas. En cualquier caso, este carácter del periódico, tampoco lo convertía en políticamente aséptico. Heraldo de La Palma fue una publicación muy crítica con los partidos del turno, con el establishment de la época y con la política en general. Es más, estos intentos de periodismo independiente en La Palma navegaban próximos al entorno republicano.
Abstract: This communication analyses one of the few tabloids meant to be independent, which arose within the hectic and prolific journalism of the turn of the century. Founded on December 1 1900 by Wenceslao Abreu, Heraldo de La Palma was a media outlet, which tried to launch its activity, certainly at the wrong time, without paying any kind of political servitude royalty and with a very limited potential clientele. This limitation was due to its cultural level, its insular and outermost location character as well as to the saturation of regular local publications. There was a bunch of ideological belligerent tabloids, which left very little room to new informative adventures. In any case, the characteristics of this tabloid did not turn it into a ‘politically free’ newspaper. Heraldo de La Palma was a publication very critical with the alternative ruling parties, the establishment and with politics in general. Moreover, these independent journalistic attempts in La Palma were very close to the republican sphere.
Palabras clave: Heraldo de La Palma, periodismo canario, periodismo histórico, periodismo informativo, periodismo independiente, La Palma, Wenceslao Abreu Francisco, Hermenegildo Rodríguez Méndez.

1. El contexto histórico-informativo.

El pronunciamiento del general Martínez Campos a finales de 1874 proclama rey a Alfonso XII y pone fin a la primera experiencia republicana. A partir de ese momento, se pone en marcha el sistema de la Restauración, cuyo mayor logro será su estabilidad. Al principio se sirve del Rey como árbitro del cambio político, con el refrendo de un procedimiento electoral manipulado desde el poder, que impone los encasillados oportunos. A partir de 1885 (tras la muerte de Alfonso XII y el inicio de la regencia de María Cristina), empero, comienza a sustentarse en un acuerdo (denominado el Pacto de El Pardo) que asegura el turno pacífico entre los dos partidos prosistema: el conservador o liberal-conservador y el liberal fusionista. En la práctica se trata de un régimen corrupto, en extremo clientelar, que se debate entre la oligarquía y el caciquismo. La primera parte de este prolongado periodo finaliza con el Desastre del 98, cuando España pierde sus últimas posesiones de Ultramar, tras las sublevaciones por la independencia que se producen en Cuba (1895) y Filipinas (1896), hecho que  agudiza el denominado «sentimiento regeneracionista».[1] A principios del siglo XX el sistema permanece en lo esencial inalterable, aunque la capacidad del gobierno de imponer su encasillado ha disminuido ante la influencia del cacique local y la creciente fragmentación de los partidos dinásticos por la desaparición de sus grandes líderes: Cánovas del Castillo (1897) y Sagasta (1903). El 17 de mayo de 1902, con apenas 16 años, empieza su reinado Alfonso XIII

Entonces en La Palma apenas existe el partido conservador, aunque distinguido por su indisimulado leonismo, en perjuicio de los auténticos correligionarios del marqués de Muni. Además, los republicanos no se visualizan nítidamente hasta la constitución de Unión Republicana en 1903. Con una economía marcadamente agraria y una sociedad caracterizada por la emigración y el bajo nivel cultural, la isla se encuentra bajo la égida de una oligarquía representada por los grandes propietarios de la tierra y el agua (las familias Poggio, Yanes o Sotomayor), junto a otro grupo, menos dominante, constituido por la burguesía mercantil de la capital insular, de la que el comerciante Juan Cabrera Martín es el representante más destacado. De resto, conviene apuntar que la isla ronda los 46.000 habitantes en 1900, y su capital, Santa Cruz de La Palma, apenas supera los 7.000.[2]

            Entre 1900 y 1902, años en que se publica Heraldo de La Palma, el contexto internacional está dominado por la segunda guerra de los bóers. Este conflicto, que enfrenta al Imperio Británico y a los colonos sudafricanos de origen neerlandés (afrikáneres), comienza en 1899 y finaliza en 1902. En 1900 se crea al Tribunal Internacional de La Haya y, como consecuencia de un atentado anarquista en Milán, muere Humberto I, rey de Italia. En 1901 fallece, también, la reina británica Victoria I. Aunque quizá los acontecimientos más importantes de la época se producen, el primero en Suiza en 1900, cuando el alemán Ferdinand von Zeppelin realiza el primer vuelo dirigido de la historia en un aparato menos pesado que el aire: el globo dirigible, y el segundo en Inglaterra en 1901, cuando el italiano Marconi emite una señal de radio transatlántica (la letra S en alfabeto Morse) hasta Terranova.

            En cuanto al periodismo canario, la estabilidad del sistema de la Restauración y la ley de imprenta de 26 de julio de 1883, que suprime el depósito previo para los periódicos políticos, entre otros avances, contribuyen a asentar por un tiempo el nuevo quehacer de la prensa insular centrada, en especial, en un periodismo fuertemente ideologizado. De forma paralela, el desarrollo urbano de las ciudades portuarias canarias al fragor de la exportación de plátanos, tomates y papas a Inglaterra y de la situación en Europa, pone las bases de un nuevo periodo de crecimiento de la economía insular que permite superar la crisis de la cochinilla, principal producto de exportación de las islas entre 1840 y 1870. Las consecuencias más notorias del proceso para el periodismo canario fueron, de un lado, una leve regresión del analfabetismo (situado aún por encima del 70%, aunque un poco menor en La Palma), con el correlativo aumento potencial de las clientelas de los periódicos y, de otro, las mejoras de las comunicaciones exteriores, sobre todo tras el amarre del cable telegráfico Cádiz-Tenerife (1883) y su extensión a otras islas (a La Palma llega el 16 de noviembre del mismo año), con el consiguiente acercamiento de la actualidad estatal e internacional al Archipiélago. Sin embargo, tales progresos no bastan para que remita el éxodo migratorio hacia América (sobre todo hacia Cuba).[3]

            En consecuencia, la prensa isleña y palmera se caracterizan por la proliferación de cabeceras y por su limitada permanencia en el mercado. Los periódicos no suelen disponer de imprenta propia, se imprime todavía en máquinas planas y los ejemplares no superan, por regla general, las cuatro páginas. Son, además, de formato poco atractivo: pocas ilustraciones (grabados mayormente), textos muy largos y titulares monótonos, a una columna. Abundan las disputas ideológicas, sin trasfondo intelectual, así como los enfrentamientos personales.

            El primer periódico en considerarse «informativo» en La Palma es El noticiero, en su primera época (1872). Luego La voz del pueblo (1887) se intitula «independiente», así como Diario de avisos (1890), «independiente e informativo». Finalmente, La justicia (1898) y El fiscal, en su primera época (1900), se presentan también como «independientes». Al tiempo que Heraldo de La Palma, una de las épocas de mayor profusión periodística, se editan en Santa Cruz de La Palma los periódicos Diario de avisos, independiente e informativo, La defensa, político y de intereses materiales, El fiscal (hasta el 3-1-1902), independiente, y luego político y de intereses generales, El acicate (entre el 5-7-1901 y el 27-1-1902), de intereses generales, El leñazo (entre el 31-5-1902 y el 5-6-1902), independiente, El grito del pueblo (desde el 9-1-1902), republicano, y La voz del obrero (desde el 6-9-1902), defensor de la clase trabajadora.[4]

2.- Cuestiones generales y formato.

Heraldo de La Palma comienza a publicarse el 1 de diciembre de 1900 y su último número (n. 317) ve la luz el día 30 de diciembre de 1902. Su director-propietario y único redactor es Wenceslao Abreu Francisco, hasta que el 9 de septiembre de 1902, por trasladarse este a Barcelona, lo sustituye Hermenegildo Rodríguez Méndez, que hasta entonces ejercía de colaborador. En los últimos números del periódico (a partir del n. 295) colabora también el escritor y periodista Luis Felipe Gómez Wangüemert (1862-1942).[5]

Wenceslao Abreu Francisco nace en Santa Cruz de La Palma el 31 de mayo de 1859. Emigra a Cuba con solo 17 años, donde se inicia en el campo del periodismo. En La Habana es redactor de los semanarios La voz de Canarias (1884-1886), en el que firma bajo el seudónimo «Tanausú», y El eco de Canarias (1886-1890). De regreso a su isla, funda y dirige Heraldo de La Palma, y temporalmente El heraldo (1903-1904). Más tarde vuelve a Cuba y fallece en La Habana en 1918. La crítica literaria de aquel país le consideró un escritor de estilo cortado, fácil y ligero y un poeta de carácter melancólico.[6]

            Hermenegildo Rodríguez Méndez nace también en Santa Cruz de La Palma el 13 de abril de 1870. Como periodista dirige, sucesivamente, Heraldo de La Palma, El heraldo, Germinal y Diario de La Palma. De profundas ideas liberales y republicano de convicción, ocupa cargos directivos en la organización republicana insular desde la fundación de Unión Republicana en 1903. Ejerce, además, como profesor de enseñanza primaria y, como buen conocedor de las realidades económicas, agrarias y comerciales de Canarias, publica en 1913 El impuesto sobre el azúcar en la provincia de Canarias. Fallece en Santa Cruz de La Palma el 5 de octubre de 1922.[7]

El periódico se imprime en la imprenta «Gutenberg», ubicada en la calle Santiago, n. 15 (más tarde se traslada al n. 48 de la misma vía) y sale todos los martes, jueves y sábado. En La Palma pocas publicaciones fueron diarias. Los periódicos contemporáneos del Heraldo, con la excepción de Diario de avisos, son todos semanales. El precio de la suscripción mensual es de 0,75 pesetas en los primeros números y de una peseta (1,50 en el extranjero) a partir del número 14, incremento que se justifica en la intención de poder sufragar los gastos de un servicio particular de información telegráfica. Aún no es común la venta al número, aunque ya podía encontrarse en algunos periódicos de la isla (El noticiero, v.gr.). Respecto de las suscripciones, resulta frecuente insertar en los primeros números un anuncio (o «aviso») para considerar suscriptores a los que reciban el número y no lo devuelvan. La tirada no debe superar los 110-120 ejemplares (repárese en que, en 1904, Diario de avisos imprime 80, El grito del pueblo 130, Germinal, 250 y Fénix palmense, 300[8]).

El periódico tiene solo dos páginas (33x48 la plana). El paginado normal en la prensa insular de la época, tanto por las características de las imprentas (máquinas planas) como por la carestía del papel y la delicada situación económica, es, sin embargo, de cuatro páginas. En La Palma apenas se publicaron con dos páginas Diario de avisos, La constancia, El leñazo, El heraldo, El cabildo insular, Diario insular, La voz de La Palma y El día. Las ediciones se imprimen a cuatro columnas. El periódico mantiene la estampa clásica de los periódicos antiguos con el uso del corondel entre columnas, propio de la impresión de los periódicos en máquinas planas de plomo, con el propósito de que los renglones no se salgan de su lugar mientras se conforma la plana. La cabecera se reproduce en tamaño menor sobre la columna del primer editorial.[9] Heraldo de La Palma no publica fotografía alguna, «arte» aún incipiente en La Palma y todavía más por desconocida la reciente invención del fotograbado, que será lo que permitirá la reproducción de las fotografías en los periódicos. Las ilustraciones, por lo tanto, se limitan a dibujos y grabados, sobre todo en la publicidad.

3.- Distribución de la información.

La información periodística aparece exclusivamente en la primera página, aunque en algunos números si la información no cabe en la plana se sigue en unos renglones en la siguiente. La segunda página se reserva para la publicidad, registro civil y movimiento portuario. Admite anuncios, reclamos y comunicados a precios convencionales. Los pobres, sin embargo, tienen derecho a un anuncio gratis por una vez. La primera información se publica por lo general en forma de editorial, y puntualmente de artículo de opinión. Y a continuación se inserta la información insular, provincial y nacional, aunque de modo muy asistemático, incluidos los sueltos o breves del correo o telegráficos.

            En la primera página encontramos dos secciones fijas: «Crónica de La Palma» (noticias locales de todo tipo en forma de breves) y «Últimas noticias» (informaciones nacionales e internacionales recibidas por correo, con un formato aún más reducido). Más adelante incluirá la sección «Telegramas», donde se insertará la información telegráfica remitida por el corresponsal en Madrid de un servicio particular, que terminará por sustituir a la información del correo. No obstante, cuando las deficiencias en el cable no permiten la recepción del servicio telegráfico, la sección pasa a denominarse «Correo de hoy» o «Noticias del correo», o bien se opta por rescatar la denominación primitiva, «Ultimas noticias». Intermitentemente aparece la sección «Vapor-correo», que informa de la línea interinsular y de algunos de sus viajeros. «Crónica de La Palma» pasará a denominarse «De aquí y de allí», con la nueva dirección de Rodríguez Méndez (a partir del n. 286). En los primeros números incorpora una subsección denominada «»De la provincia», que pronto desaparece. Al pie de la primera plana, se inserta la información de cambios: Londres y París.

En la segunda página son fijas las secciones: «Registro civil» (nacimientos, defunciones y matrimonios), «Puerto de Santa Cruz de La Palma» (movimiento portuario), «Importación/Exportación» (alimentos y materiales que entran y salen por el puerto), «Movimiento de pasajeros» y «Sección de Anuncios». Esta información, a excepción de la publicidad, desaparece a partir del n. 143 (2 de noviembre de 1901). Además, se incluye la información sobre el periódico (cabecera, precios de suscripción, esquelas, dirección, etc.). No hay sección de Gacetillas, aunque normalmente encontramos un anuncio por palabras que encabeza la sección. Los anunciantes son en la práctica las líneas trasatlánticas, que comunican con la isla de Cuba. El resto de espacio lo ocupa, por regla general, el anuncio de la imprenta «Gutenberg» que imprime el periódico (que incluye a partir del n. 74, y durante algunos números, un anuncio específico sobre la impresión de esquelas) y más adelante algunos anuncios breves.

            Heraldo de La Palma apenas publica esquelas, pese a que las admite a precios –dice– bastantes reducidos, supuesto que suele indicar la aceptación del periódico entre los ciudadanos, aunque su director siempre publicó una en el aniversario de la muerte de sus padres. Esporádicamente encontramos poemas, por lo general en una sección intermitente intitulada «Letras». Con cierta frecuencia, el periódico incluye también, en la primera página, informaciones, comentarios y referencias de otros medios de la provincia, así como de la prensa nacional o internacional, aunque tampoco abusa de ello.

4.- Ponderación y contenido de la información.

En general, los titulares, si los hay, son poco atractivos, a una columna, y conformados apenas por una palabra, o un sintagma lo más, y escasamente informativos. En los títulos o titulares se mezcla la tipografía, así como las mayúsculas y minúsculas con cierto desorden. El género dominante es, por razones obvias, la opinión. Todo el periódico es prácticamente un editorial, que comprende más de la mitad de la primera página, la única que se dedica a información. La opinión contagia a la información estricta. Las noticias aparecen, por lo general, en formato de breve, en las secciones «Crónica de La Palma», «Últimas noticias», «Telegramas» o «De aquí y de allá».

Heraldo de La Palma se define como periódico independiente. No responde, pues, a ese otro tipo de periodismo predominante en la época, profundamente ideologizado, en el que se defienden los planteamientos de un partido o facción política. No obstante –como veremos–, este periódico se gesta en círculos republicanos. En su primer número, Heraldo de La Palma explicita que «vino al estadío (sic) de la prensa a tremolar la bandera blanca, en cuyo centro se ven grabadas con grandes caracteres, estas tres santas palabras que constituyen su lema: ¡Patria, Libertad y Justicia!”, decidido también a no mezclarse en las luchas de los partidos políticos…».[10]

Conviene advertir que entonces en Canarias los pocos periódicos que ven la luz con cierta vocación informativa o independiente (de los que puede exceptuarse Diario de avisos) disfrutan de una existencia efímera al no contar con un número de compradores o suscriptores y anunciantes mínimamente sólido.[11] Heraldo de La Palma, dos años después de su nacimiento, y bajo la dirección ya de Hermenegildo Rodríguez Méndez, confiesa que no ha encontrado en el público el apoyo a que se creían acreedores, lo que no le resulta extraño, dado que «en la isla de La Palma apenas se lee y mientras se gasta el dinero en cosas fútiles y hasta perjudiciales, nadie siente la necesidad de gastarse algunos céntimos en libros, folletos o periódicos».[12]

La información es de todo tipo, alternándose en la primera plana del periódico noticias y editoriales que tratan un asunto local, nacional o internacional, cultural o político, sobre infraestructuras, sociedad o movimiento portuario. El editorial también responde al mismo corsé. Tanto se ocupa de un asunto de ámbito nacional como local o internacional. Abunda, empero, el editorial político, crítico con los partidos del Pacto y con los políticos en general y en especial beligerante con el gobierno conservador municipal de Santa Cruz de La Palma y de su alcalde, el silvelista Tomás Lorenzo Calero, pero sin postularse por una facción concreta. No obstante, demuestran una a priori sorprendente defensa del diputado Pedro Poggio (1863-1929), de adscripción conservadora, así como del general Enrique Bargés y Pombo (1842-1906), senador, de los que se transcriben algunas (pocas) intervenciones. El caso de Poggio lo explica el propio periódico con ocasión del anuncio de su candidatura a las elecciones de 1901:

Alejado completamente el HERALDO DE LA PALMA de la política (?) local que por nuestra desgracia tantas raices ha echado entre nosotros, claro se está que no toma parte en la próxima lucha; pero esto no es óbice para que ahogue en su garganta, el grito que le arranca su nunca desmentido patriotismo. El HERALDO DE LA PALMA no vé en su particular amigo D. Pedro Poggio y Alvarez candidato para las elecciones de mañana, al político silvelista que pretende representarnos en las futuras Cortes españolas, en las cuales vá á tomar asiento por tercera vez: solo vé en el Sr. Poggio, al distinguido paisano que ha gastado sus humildes pero perseverantes fuerzas, en recabar de los poderes públicos las mejores que le han sido posibles para el pais que nacerle vio, y esa cualidad que tanto adorna al buen hijo de la Palma, basta para que su candidatura nos resulte simpática. Detestamos el cunerismo con el cual no hemos podido ni podremos nunca transigir de manera alguna, y un cunero, el Sr. D. Aureliano Beruete y Moret, resulta encasillado por el Gobierno, frente á la candidatura del Sr. Poggio[13].

Por lo tanto, esta defensa de Poggio no puede confundirnos en cuanto al ideario del periódico (muy alejado de los partidos del Pacto y por ello del partido conservador).[14] En los albores del siglo XX se había reducido la capacidad del gobierno de turno de imponer su voluntad y, por lo tanto, su encasillado. Frente a la práctica de imponer diputados “cuneros”, cada vez más rechazada, con el paso del tiempo se refuerza la tendencia del electorado a votar a un candidato local, un cacique que ha nacido o tiene propiedades en el lugar, con mucha influencia (como Poggio) y más proclive a defender los intereses del distrito.[15] Solo así puede explicarse la defensa del diputado conservador. Al entrar en el segundo año de su publicación, el periódico fundado por Wenceslao Abreu confirma «que cuenta cada día, con la aceptación y el apoyo del público que lo sostiene y que le anima para continuar impertérrito su camino sin necesidad de hacer antesala de ninguna sacristía… política».

Esta confusión parece impregnarse de otros medios, así El heraldo de Hermenegildo Rodríguez Méndez recoge una información del periódico liberal tinerfeño La opinión, en la que se asegura que «los órganos pactistas Heraldo de La Palma y La defensa se habían fusionado en La solución». El editorialista de El heraldo ironiza con que en la redacción de La opinión muy poco se leía el Heraldo de La Palma, porque si se hubiera leído no diría el diario tinerfeño que era órgano pactista. Nos consta –asegura el editorialista- lo que el Heraldo era, puesto que se publicó en los últimos tiempos bajo la misma dirección que nuestro periódico [Rodríguez Méndez], que casi puede decirse ha venido a sustituirle: «Más de una vez le dio el Heraldo en los nudillos a La defensa y más de cuatro atacó la política pactista. ¿Cómo podía ser voceador de esa política?».[16]

Además, en cuanto a la política local, también muestra una particular simpatía por Juan B. Lorenzo Rodríguez, concejal y alcalde accidental, y luego alcalde de la capital palmense, también del partido conservador, en contraposición al ya citado Calero Lorenzo. En este ámbito, Heraldo de La Palma es sobre todo duro con el caciquismo imperante.[17]

Ahora bien, no podemos desconocer que en todo ello se esconde un larvado republicanismo, como se demostrará después, especialmente a partir de la constitución de Unión Republicana en 1903 y en esa suerte de segunda época del periódico (con el nombre de El heraldo), en donde a partir del número 42 (18 de abril de 1903) pierde como por ensalmo el calificativo de «independiente», intitulándose «periódico trisemanal», ante la ostensible deriva a favor del partido republicano que se constituía entonces en Santa Cruz de La Palma, y cuyo primer secretario pasa a ser el propio director del periódico, Hermenegildo Rodríguez Méndez.[18] Este disimulado republicanismo lo notamos también en un señalado interés por la cuestión social y por el obrerismo o en la particular querencia que muestran por el alcalde republicano de Los Llanos, Cayetano Armas Lorenzo. Podríamos aventurar que la inexistencia de un partido republicano entonces en Santa Cruz de La Palma es la razón de la aparente independencia de este periódico, no obstante, esta no parece que sea esa exactamente la razón, pues su primer director, Wenceslao Abreu Francisco, recupera la orientación «independiente» de la versión continuista del periódico (El heraldo), cuando sustituye a Rodríguez Méndez en febrero de 1904.

            Los editoriales. Los contenidos temáticos de los editoriales son de lo más variados, pero Heraldo de La Palma fue perseverante en denunciar las deficiencias que apreciaba en Santa Cruz de La Palma y en la isla: la carretera del sur hasta Candelaria,  los caminos vecinales, el proyecto de construcción del túnel de la Cumbre, la instrucción pública, los escasos efectivos de la Guardia Civil, las deficiencias del telégrafo, la propuesta de crear una Escuela de Artes y Oficios, la necesidad de contar con una plaza de mercado, la limpieza de la ciudad, el proyecto de cubrición del Barranco de Dolores, la puesta en marcha del faro de Fuencaliente o los graves desperfectos del de Punta Cumplida, las obras del puerto o las deudas contraídas con el Hospital de Dolores. En este sentido, son frecuentes los editoriales personalizados y dirigidos al gobernador civil de la provincia correspondiente. Pero los editoriales también se hacen eco de asuntos de otra índole, tanto culturales (el decaimiento de los Carnavales o la muerte del poeta y periodista Antonio Rodríguez López) como internacionales, menos habituales (el caso Springe, un duelo de honor en Alemania, o la catástrofe de Martinica, con la erupción del Monte Pelée y casi treinta mil víctimas).

            Normalmente al editorial principal siguen otras informaciones del mismo género, que calificaríamos de un segundo o tercer editorial. Los contenidos temáticos de estos editoriales secundarios también son de lo más variados. De forma intermitente, en lugar de un segundo o tercer editorial, se publica un artículo de opinión. En los primeros números, son frecuentes los firmados por el colaborador del periódico Hermenegildo Rodríguez Méndez.

            La información local. Las noticias locales se muestran muy trufadas de opinión a continuación del editorial o editoriales, donde abundan las referidas al movimiento portuario. Entre la información política se da cuenta de las elecciones a la Diputación provincial, «ese cuerpo inútil que se llama Diputación provincial»,[19] en la que salen elegidos Eustaquio García, Pedro Miguel Sotomayor, Adolfo Cabrera Pinto y Francisco Abreu, así como de la elección de senadores (León y Castillo, el general Bargés y el duque de Híjar). También se informa de que en las elecciones al Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma fueron elegidos, por el partido conservador, Juan Bautista Lorenzo Rodríguez, José Vandewalle y Pinto, Rosendo Cutillas Hernández, Juan José Ramos y Ezequiel Pérez Rosa, y por el partido liberal, Federico López Abreu, Antonio Fernández Pérez y Manuel López Morales, de los que apostilla: «Todos ellos amigos apreciables del Heraldo, pero al fin políticos y por lo tanto de los llamados a no hacer nada en obsequio de la regeneración de nuestro desgraciado pueblo».[20]

            Del resto de las informaciones, sobresalen las noticias o comentarios sobre las obras del puerto, la carretera del sur hasta Candelaria, el proyecto de la carretera de Buenavista al Paso a través de un túnel por Cumbre Nueva, el accidente de la corbeta de guerra «Nautilus» en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, la muerte del escultor Aurelio Carmona López, la visita del pintor González Méndez, los altos precios de la carne en la ciudad, etc. También ofrece información judicial, pues se da cuenta de los juicios por jurado que celebra la Audiencia Provincial en La Palma. Una información destacada que comienza a ser fija a partir del n. 285 es la referida al proceso judicial sobre el denominado «Crimen de la Cloaca» (tras el hallazgo de un cadáver en una fosa séptica del parque de San Telmo en Las Palmas de Gran Canaria), seguido con interés en las islas. Además, la información se ofrece haciendo uso de unos incipientes ladillos, casi por primera vez en el periodismo insular.

            Las noticias locales, en formato breve, se apilan bajo la sección «Crónica de La Palma». Comprende básicamente información sobre los viajeros de postín que llegan o salen de la isla, y del propio movimiento portuario, una información que abunda en todos los números. La sección es también una suerte de «ecos de sociedad», donde se da cuenta de fallecimientos, onomásticas, distinciones y éxitos académicos de paisanos egregios y de los bailes de sociedad que acostumbraban a organizar sociedades lúdicas y culturales. También se informa con cierta frecuencia de las lluvias caídas en la isla y se comunican los últimos servicios prestados por la Guardia Civil, que en enero de 1901 pasa a constituir una sección cuasifija con el nombre de «La Benemérita».

            La información nacional e internacional. La mayoría de las noticias nacionales e internacionales, además de comentarse alguna de ellas en los editoriales del periódico, se recogen, primero en la sección «Últimas noticias», y luego en la intitulada «Telegramas», que comprende la relación de noticias recibidas del servicio de información telegráfica del corresponsal del medio en Madrid, aunque el mal funcionamiento de la línea con Tenerife provoca que en muchas ocasiones no se reciban, lo que el periódico advierte con cierta desazón. La noticia internacional más recurrente se refiere a la información sobre la segunda guerra de los bóers en África del Sur. Entre el resto de las informaciones de este carácter, destacamos la muerte de la reina Victoria de Inglaterra y la coronación del rey Alberto Eduardo, la muerte del anarquista Szolgoz, asesino del presidente Mackinley, la erupción volcánica en Martinica, con millares de víctimas, y la insurrección civil en Venezuela.

            Entre las nacionales, se incluye, entre otras, la aprobación de la ley del descanso dominical y del tratado franco-español sobre la posesiones de Muni, la muerte del poeta Ramón de Campoamor, la boda de la princesa de Asturias con el hijo del duque de Caserta, la convocatoria de nuevas elecciones, las huelgas en Barcelona o Valencia, la coronación del rey Alfonso XIII, la firma del decreto de adjudicación del remate de los arbitrios de los puertos francos o la ley de descentralización administrativa de Moret.

            La publicidad. Los anunciantes son casi exclusivamente las líneas trasatlánticas, que comunican con la isla de Cuba: Antes A. López y Comp.ª, Hijo de J. Jover Serra, P. Prats y C.ª (luego A. Folch y C.ª) y Pinillos, Izquierdo y C.ª, así como la compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios, que une los puertos canarios, y la compañía Yeward Brothers que enlaza el puerto de Santa Cruz de La Palma con los de Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria y Liverpool. Los agentes consignatarios locales son Juan Cabrera Martín e Hijos de Juan Yanes. También se publicitan las compañías de seguros marítimos: The London Assurance y The Underwriting Asociation (a partir del segundo año se anuncia La Bandense). A partir del n. 169 «Juan Cabrera Martín, consignación de vapores» pasa a ocupar una columna completa de la plana, publicitando los servicios de la compañía trasatlántica desde Barcelona. Otros anuncios de la última época son los de La Aseguradora EspañolaAckermann y C.ª, Teja francesa o una Sombrerería en la calle Santiago.

Otros contenidos. En el Heraldo de La Palma nos tropezamos con parte de la información no periodística que era típica en las publicaciones de la época: registro civil (nacimientos, defunciones y matrimonios) o movimiento de pasajeros. No hallamos aún las informaciones propias de la comunicación de masas (deportes, cine, teatro, toros, etc.), salvo algunas referencias teatrales y, sobre todo, la información gallística que comienza a ofrecerse en la última etapa del periódico, a partir del n. 190 (febrero de 1902), entre los partidos franciscano y dominico. Las noticias sobre sucesos no son tan escasas como en otras cabeceras, sí, por el contrario, los comunicados oficiales o la trascripción de normas; tampoco son frecuentes los discursos e intervenciones de los próceres políticos, cuestión lógica al tratarse de una publicación tendencialmente independiente. Heraldo de La Palma tampoco es inmune a las habituales refriegas entre periódicos. Entre ellas, siempre moderadas, destaca las que entabla con Diario de avisos, así como alguna menor con el diario conservador La defensa.

Una cuestión de honor. El periódico también recoge una denominada cuestión personal o de honor, que casi acaba en lance de duelo, en la que se ve involucrado el director-propietario Wenceslao Abreu Francisco, que pasa por un singular tribunal de honor, aunque al final sin consecuencias. En el diecinueve todavía cualquier motivo, por insignificante que fuera, acababa en lance de honor, a primera sangre. Pero a principios del veinte, había arraigado un sentimiento antiduelista, hasta entonces latente, que promovía la creación de Ligas contra el duelo en la mayor parte de Europa. Cuando los contendientes eran periodistas, se planteaba como solución la creación de tribunales de honor corporativos, pues el endurecimiento de la legislación siempre se había revelado ineficaz. No obstante, a nivel nacional, el tribunal de honor no se constituye hasta 1917[21] y los duelos terminan en realidad en 1915.[22]

            La cuestión que nos interesa se origina a raíz de un editorial que, bajo el título de «Una denuncia», critica la actuación del arcipreste de la isla, Benigno Mascareño Pérez (†1921), con ocasión de una denuncia presentada por este en el Juzgado de Instrucción contra un ciudadano por proferir supuestas injurias en la vía pública hallándose aquel en funciones de su ministerio, lo que el periodista disculpa por insultos previos del sacerdote, al que tacha de «genuino representante de la intransigencia católica» e «insultador de los que no comulgan en su iglesia».[23] Con este motivo, el Sr. Abreu es convocado al Ayuntamiento por el alcalde Tomás Lorenzo Calero, que había constituido en el consistorio un tribunal de honor junto con los directores de Diario de avisos, El fiscal y La defensa y dos maestros de escuela para juzgar el artículo de marras. No obstante, el Heraldo se abstiene de tomar parte en aquel acto y efectúa la oportuna protesta. Este periódico en un artículo que titula «Tribunal de honor» asegura que «despachado andaría el Heraldo si no pudiera juzgar en su columnas actos que son de dominio público y si sus escritos pudieran ser juzgados por maestros de escuela a quien[es] hace tiempo viene combatiendo por estimar que no cumplen con los deberes que para con nuestro pobre pueblo se han impuesto», pues en lugar de llamárseles a constituir tribunal de honor, «debía de estárseles instruyendo expediente por faltas en el ejercicio de sus cargos».[24]

            Esta opinión sobre los maestros de escuela provoca que un ofendido José de las Casas Paz, maestro a la sazón, denuncie ahora el artículo «Tribunal de honor», y promueva una reunión de conciliación entre representantes del director de Heraldo de La Palma y del propio José de las Casas, en la que la representación del Sr. Abreu Francisco manifiesta que este sostiene íntegramente todos los conceptos contenidos en el citado artículo, si bien nunca se propuso ofender al Sr. De las Casas Paz. Explicación que no convence a los representantes de este, por lo que proponen que la cuestión se lleve a otro terreno (se llega a proponer incluso un «lance» o duelo, que fue aceptado por el Sr. Abreu, que no se materializa).

Días después el mismo José de las Casas Paz y uno de sus representantes publican conceptos «depresivos» (sic) para el Sr. Abreu en el periódico La voz del Paso. En su virtud, a la mañana siguiente, la representación del Sr. Abreu visita al Sr. De las Casas Paz, y le transmite que habiendo quedado este sin representación esperan que pronto designe otros apoderados para concertar lo conducente al acto vis a vis que debe celebrarse, así como para tratar de las ofensas inferidas al Sr. Abreu por el Sr. De las Casas en La voz del Paso. Después de varios aplazamientos, y con varias idas y venidas sin acuerdo entre los apoderados de ambos interesados, los representantes del Sr. Abreu deciden dar por terminada su misión, haciendo constar que si no se llevó a efecto lo acordado fue por deficiencia del Sr. De las Casas Paz, quedando a salvo, pues, el honor del director-propietario del periódico, Sr. Abreu Francisco.[25] Finalmente, Heraldo de La Palma que había censurado la actitud de los colegas de la prensa participando en aquel primigenio «tribunal de honor», luego los exculpa: a El Acicate porque no quiso formar parte del mismo, y a Diario de avisos y El fiscal, porque protestaron después de lo hecho en él.

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* Los ejemplares de Heraldo de La Palma fueron consultados en la Hemeroteca digital (JABLE) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (la colección finaliza en el número 312, por lo que faltan los últimos cinco números) y en la Hemeroteca de la Real Sociedad Cosmológica de Santa Cruz de La Palma (falta el nº 260, de 12 de agosto de 1902). Los tres primeros números que se conservan en esta última hemeroteca requieren de su restauración.



[1] Al que contribuye sobre todo Joaquín Costa, que en 1902 publica Oligarquía y caciquismo como forma actual de gobierno en España.
[2] Fondo Documental del Instituto Nacional de Estadística. Censo de población. Provincia de Canarias.  Tomo I, p. 74.
[3] Yanes [Mesa], Julio [José], Historia del periodismo tinerfeño (1758-1936), La Laguna, Centro de la Cultura Popular Canaria, 2003, p. 181.
[4] Régulo Pérez, Juan, «Los periódicos de la isla de La Palma», en Revista de Historia, nº 84 (1948), La Laguna, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de La Laguna, passim.
[5] Vid. Pérez García, Jaime, Fastos biográficos de La Palma, Santa Cruz de La Palma, Sociedad Cosmológica y Caja General de Ahorros de Canarias, 2009, pp. 179-180. Gómez Wangüemert había compartido tareas de colaborador con Abreu en el semanario El eco de Canarias de La Habana (Cuba). Fernández, David W., Los periódicos canarios en América, s.l.e., Gobierno de Canarias, 2000, p. 35.
[6] Pérez García, op. cit., pp. 27-28.
[7] Pérez García, op. cit., p. 358.
[8] Régulo Pérez, op. cit. (1948), p. 341.
[9] Pablos Coello, José Manuel de, Tipografía para periodistas, Madrid, Editorial Universitas, S.A.,  2003, p. 116.
[10] «Nuestro propósito» y «Un año  más». Heraldo de La Palma (Santa Cruz de La Palma, n. 1 y 307, 1 de diciembre de 1900 y 2 de diciembre de 1902), pp. [1].
[11] Vid. Yanes [Mesa], Julio [José], La encrucijada del periodismo canario (1898-1936), La Laguna, Editorial Benchomo, 1998, p. 22.
[12] «Un año más», cit.
[13] «Elecciones». Heraldo de La Palma, n. 71 (Santa Cruz de La Palma, 18 de mayo de 1901), p. [1].
[14] Cfr. Hernández Hernández, María Rosa, Movilización política en la Restauración: los orígenes del Cabildo Insular de La Palma, Santa Cruz de La Palma, Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, 2006, p. 33.
[15] Avilés Farré, Juan et al., Historia política 1875-1939, Madrid, Ediciones Istmo, 2011, p. 184.
[16] «De aquí y de allí». El heraldo, nº 19 (Santa Cruz de La Palma, 17 de febrero de 1903), p. [1].
[17] «Burlas sangrientas». Heraldo de La Palma, nº 143 (Santa Cruz de La Palma, 2 de noviembre de 1901), p. [1].
[18] Vid. El heraldo, nº 46 (Santa Cruz de La Palma, 18 de abril de 1903), p. [1]. Wenceslao Abreu Francisco dirige este periódico a partir del n. 157 (6 de febrero de 1904), y la publicación recupera el calificativo de «independiente». Vid. «Nuevos derroteros». El heraldo, n. 157 (Santa Cruz de La Palma, 6 de febrero de 1904), p. [1]. La nueva orientación de este periódico coincide con el nacimiento de Germinal, órgano del partido republicano palmero, dirigido por Francisco Lozano Cutillas. Esta suerte de segunda época del periódico que analizamos alcanza los 209 números, y deja de salir el 28 de junio de 1904. Hermenegildo Rodríguez Méndez pasaría a ser el presidente del comité republicano de Santa Cruz de La Palma en 1905.
[19] «Elecciones». Heraldo de La Palma, n. 43 (Santa Cruz de La Palma, 12 de marzo de 1901), p. [1].
[20] «Nuevos consejales» (sic). Heraldo de La Palma, n. 147 (Santa Cruz de La Palma, 12 de noviembre de 1901), p. [1].
[21] Vid. Mateos Fernández, Juan Carlos, «Cuestión de honor. Los periodistas se baten en duelo», en Historia y Comunicación Social, n. 3 (1998), Madrid, Universidad Complutense de Madrid, pp. 323-341. No obstante, el libro Lances entre caballeros, escrito por Julio de Urbina y Cevallos-Escalera, marqués de Cabriñana, y publicado en 1900 (Madrid, Sucesores de Rivadeneira, p. 184, reeditado en facsímil en 2011, Valladolid, editorial Maxtor) da cuenta de la existencia por unos pocos meses de un tribunal de la prensa en Madrid en 1855 formado por directores o redactores de los periódicos La esperanza, El clamor público, La España y El occidente.
[22] Martín Escorza, Antonio, «Reporteros de pluma y espada». El mundo [suplemento Crónica, n. 428] (Madrid, 28 de noviembre de 2003).
[23] «Una denuncia». Heraldo de La Palma, nº 150 (Santa Cruz de La Palma, 19 de noviembre de 1901), p. [1].
[24] «Tribunal de honor (¿)». Heraldo de La Palma, nº 151 (Santa Cruz de La Palma, 21 de noviembre de 1901), p. [1].
[25] «Cuestión personal». Heraldo de La Palma, n. 157 (Santa Cruz de La Palma, 5 de diciembre de 1901), p. [1].

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